El Muro de Berlín, el "muro de la vergüenza", ha caído de nuevo 20 años después. Esta vez han sido cerca de un millar de coloridas piezas de dominó, de unos 2,5 metros de altura y 20 kilos de peso, las que han ido cayendo una a una tal y como empezó a derribarse el bloque de hormigón y cemento aquel histórico 9 de noviembre de 1989.  Ese día marcó el momento en el que Berlín dejó de ser dos ciudades para ser sólo una. La división por culpa de aquel muro duró mucho tiempo. Durante demasiado tiempo.

Ni el intenso frío ni la constante lluvia han podido evitar que los berlineses pudieran disfrutar de su gran fiesta. Este 9 de noviembre era la cita más esperada de este año para la ciudad y durante toda la jornada, como ha ocurrido en estos días previos, las calles eran un hervidero de gente deseosa de conmemorar una fecha para la historia.

La Puerta de Brandemburgo, el icono de la ciudad, ha sido el punto de referencia de esta "Fiesta de la Libertad" ‘vestida’ con innumerables luces de colores. El monumento fue testigo, a partir de las siete de la tarde, de un concierto al aire libre de la orquesta de la Staatsoper de Berlín, bajo la dirección del maestro argentino-israelí Daniel Barenboim.  El cantante español Plácido Domingo se llevó una sonora ovación tras su breve actuación sorpresa. Y no faltó una llamada a la lágrima fácil con el alemán Paul van Dyck, que estrenó el himno We are one creado para la fiesta. Por último, Jon Bon Jovi también tuvo su momente estelar en la noche berlinesa.

La música fue el aperitivo de los discursos de algunas de las autoridades invitadas por la canciller alemana Angela Merkel. Entre los presentes, los dirigentes actuales de las cuatro potencias que ocupaban Berlín durante la Guerra Fría: el primer ministro británico Gordon Brown; el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy; su homólogo ruso, Dimitri Medvedev; y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que dio paso a un vídeo grabado del presidente de EE UU, Barack Obama, el gran ausente en la fiesta. También asistió a la cita el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, así como otros líderes de la Unión Europea (UE).

Entre los invitados más ilustres, han estado figuras claves de la caída del Muro como el último presidente soviético, Mijail Gorbachov,  el presidente de la  República Checa de finales de los años 80, Vaclav Havel, o el ex líder del sindicato Solidaridad y ex presidente polaco, Lech Walesa. Fue precisamente este último quien inició el derribo de las piezas gigantes del dominó de 1,5 kilómetros de longitud que ha simulado parte de los 45 kilómetros originales del Muro de Berlín que atravesaba la ciudad. Este muro moderno recorría el trazado comprendido entre el Reichstag (sede del Parlamento alemán) y la moderna Potsdamer Platz pasando, cómo no, por la Puerta de Brandemburgo.

"El día más bello"

El espectáculo del derrumbe del dominó fue aplaudido por las miles de personas que se encontraban a lo largo del recorrido. Hubo abrazos y besos, tantos como los repartidos en 1989. Hubo, incluso, quien lo celebró con champán. Fue el instante más emocionante culminado con un castillo de fuegos artificiales que sirvieron de fin de fiesta. Una fiesta similar a la vivida hace 20 años con la caída inesperada, espontánea y pacífica del Muro, símbolo de la Guerra Fría, que fue levantado en agosto de 1961. La imagen de miles de berlineses de uno y otro lado del Muro abrazados en los puestos fronterizos y sobre el mismo bloque de hormigón es, sin duda, una de las instantáneas del siglo XX.

“El 9 de noviembre de 1989 ha sido el día más bello de la historia reciente de Alemania, cambió la vida de mucha gente. La libertad no nace por sí misma, hay que luchar por ella y defenderla siempre", ha llegado a comentar la canciller alemana Angela Merkel. No es para menos. Aquel día sirvió para poner fin a la división demasiado larga de una ciudad, de un país y de toda Europa.