40 personas compran ‘sprays’ de defensa personal cada mes

En Valladolid se puede comprar un aerosol homologado y legal en dos armerías. Los adquieren sobre todo mujeres jóvenes.
A pesar de que Valladolid es una de las ciudades más seguras de España, con seis delitos por cada 1.000 habitantes, unas 40 personas compran todos los meses un spray de defensa, más conocido como «antiviolador». Un botecito que contiene un 5% de gas lacrimógeno, es fácil de llevar en el bolso y se puede adquirir en dos de las armerías de la ciudad.

Basta con presionar el pulverizador durante 4 segundos para dejar al agresor fuera de combate. «Lo compran sobre todo mujeres jóvenes a las que se les hace de noche cuando salen de trabajar», cuenta Vitorino, gerente de la armería Maestro.

Uso legal

Este aerosol paralizante es legal si su uso es adecuado, es decir, en defensa personal ante una agresión y si el producto está homologado. De no ser así, la multa puede ser de 301 euros. Está prohibida la venta a menores de 18 años.

Existen además sprays profesionales para Policía y vigilantes de seguridad, que contienen mayor cantidad de gas irritante y cuya venta al público está prohibida.

Composición

Existen muchos tipos de mezclas que hacen mayor o menor daño. La mayoría tienen extracto de guindilla. Suelen afectar a los ojos y a las vías respiratorias y su efecto se prolonga durante 30 minutos, ya que son sustancias que quedan impregnadas en el rostro.

A veces, los sprays no funcionan con personas drogadas o psicóticas. Aunque es dañino en el momento, a la larga, no presenta riesgos para la salud.

Siempre a mano

Usar un spray implica ser consciente de que no se tiene un juguete entre las manos, sino un arma que se debe conocer. Hay que saber si el aerosol adquirido lanza bruma o chorro directo, y es preciso comprobar cuál es el alcance real de la marca en cuestión, que puede oscilar entre los 4 y 5 metros. No se recomienda su uso en espacios cerrados, ya que el radio de acción puede terminar afectando tanto al agresor como a la víctima. Si se utiliza en el exterior, la dirección del viento podría arrojar el gas hacia el propio rostro. Y lo más importante es tenerlo siempre a mano. Los agresores suelen atacar por sorpresa y no van a conceder tiempo para buscar el spray en una de las cremalleras interiores del bolso.

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