Hay discos que marcan una época. El debut de The Strokes, Is This It (2001), lo hizo como pocos. Su receta era tan simple como adictiva: guitarras sutilmente distorsionadas, sonido retro pero asequible, actitud rockera, mucha melodía y canciones redondas.

Con Is This It se dio el pistoletazo de salida al revival del rock de garaje. Y tras él, decenas de bandas con un sonido similar empezaron a tener hueco en los medios.

La moda llegó a las tiendas de ropa, y adolescentes de todo el planeta comenzaron a lucir camisetas de los Ramones y Converse All Star... Sí, The Strokes tuvieron buena parte de culpa.

Hoy, cuando la banda se encuentra en un parón creativo que dura ya casi dos años, su líder, Julian Casablancas, da el paso que anteriormente dio su compañero Albert Hammond Jr: lanzarse a volar en solitario. Pero a diferencia del guitarrista de The Strokes, el nuevo sonido del vocalista del grupo tiene muy poco que ver con el de su banda madre.

El poder del sintetizador

Phrazes Of The Young desconcertará a muchos. En sus ocho canciones apenas hay sitio para el rock. En lugar de guitarras y baterías, los sintetizadores y las cajas de ritmos reclaman la mayor parte del protagonismo instrumental, sirviendo de colchón a la desganada, personal y algo melancólica voz de Julian. Una vuelta de tuerca más ochentera que nunca, por momentos oscura y, ante todo, inquieta.

Acompañado siempre de una grabadora en la que registraba todo lo que pasaba por su cabeza, la grabación de Phrazes Of The Young sirvió para que Casablancas explorase al máximo su creatividad, dando forma a unas canciones que, aunque a priori resulten menos frescas y más experimentales, mantienen intacto el sello compositivo del neoyorquino gracias a la cadencia de sus melodías.

Mientras sus fans aguardan la llegada del cuarto álbum de The Strokes, Phrazes Of The Young sirve para que la espera sea más llevadera.