Hacer cumplir la ley

Parece que la ley del tabaco acabará de imponer la cordura a la hora de fumar y, de no ser así, permitirá denunciar a los infractores.
Por supuesto, terminaremos donde siempre, en los juzgados.
Los infractores lo saben y se aprovechan, por lo que sabiendo que esos juicios no van a salir nunca, seguirán fumando con toda la impunidad. Porque no basta con hacer leyes, hay que hacerlas cumplir y, desgraciadamente en este país, y gobierne quien gobierne, los jueces son los reyes del mambo.
 
Me cuesta creer que alguien vaya a denunciar a su compañero de trabajo, o a su hijo, o a su mujer, o a su jefe o al dueño de un bar. Y si es así, volvemos al principio: cuando vean que las denuncias no prosperan, dejarán de hacerlo. ¿Alguien ha calculado las miles de denuncias que puede haber sólo en un día en cualquier ciudad –o ‘nación’– de este país?
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