El inmueble es obra de un equipo de arquitectos capitaneado por Carlos Ferrater, que han querido hacer una obra del s. XXI, pero que respete la tradición y la historia de la ciudad. Concebido como una estructura de tres módulos: uno, de 45 m de altura y fachada de piedra arenisca dorada, que albergará un hotel de alta gama con 140 habitaciones, piscina y gimnasios; otro bloque de cristal, destinado a usos comerciales, congresos y actividades variada; y un tercero que uniría los dos anteriores y que será su recepción.

El volumen más alto tendrá una fachada ondulada, que ocultará las ventanas del hotel para evitar «el aspecto más doméstico de estos edificios», explicó Ferrater. Además mudará su aspecto «con el punto de vista y la luz que entra en cada hora del día». Este edificio terminará en un gran mirador desde el que podrá verse Córdoba. El conjunto arquitectónico no se verá desde la Mezquita, a 500 metros del mismo, gracias a la perspectiva, por lo que no supondrá gran impacto visual en el casco histórico.

Se busca nombre para la criatura

La Torre Prasa, el Hotel Ferrater, el Mirador de Córdoba, incluso se habló ayer del Ojo del Califa... Claro, este último es el que el propio Ferrater utiliza para hablar de su criatura; él alude a la forma elíptica, del ojo de un califa pintado en La Alhambra que inspiró el diseño del inmueble. El asunto es que aquí en Córdoba hemos tenido unos pocos califas y, claro, no estaría de más concretar un poco.