Corcobado: amor en la "fosa séptica"

La dulce rabia de sus canciones, también en sus poemas
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Kritipop
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¿SE PERDERÁN ESTAS ‘CARTAS A UNA REVISTA PORNOGRÁFICA VIUDA’ EN LOS BUZONES MEADOS?

«Éste es mi tercer libro, oficial, de poesía. Está escrito entre noviembre de 2007 y enero de 2009, en un periodo de cambios notables en mi vida. Empecé en Almería, después continué en México D. F., más tarde en Madrid y, finalmente, lo concluí en Bilbao. La mayoría de los poemas están compuestos en cafeterías, aviones, trenes, autobuses y parques». A Chatarra de sangre y cielo (Huerga y Fierro, 1990) y El sudor de la pistola 13 (Huerga y Fierro, 1994) siguió Yo quisiera ser un perro (El Gaviero, 2007), que los recopilaba y añadía tres aún inéditos. Empeñado en el funambulismo, también sus textos bailan sobre el alambre, y mantienen esa lírica crudísima que nos suena de sus canciones, desde las vísceras sobre lo que por allí se mueve.

Mientras Javier Corcobado observa «dentro de mí / relucir las balas / dentro del cargador / de mi desconfianza», estas Cartas a una revista pornográfica viuda gravitan en torno al número uno de sus obsesiones: el amor. Por mucho que sus versos afirmen que «ayer juré que no volvería / a hablar de amor», el corazón latiendo —o desinflado, igual que en la portada— «ocupa / todo lugar en mí»; y el amor se alza en estas Cartas... como «un ayer / de besitos rotos», que calma y cruje, y cuando se porta mal aparece «esposado», o es niño bueno con su «ausencia / inquisidora».

Lo que necesitas es...

Utilizamos tres conjugaciones en nuestro idioma, y Corcobado se inventa en este libro una, cuarta y única: amor. Decíamos, entonces: amor con su voz partida, amor con sus poemas que recorren desde el hallazgo casi zen («mejor ver el parque desde fuera. / Si estás dentro, eres el parque») al micropoema («quiero ser el niño estrangulador / de todo lo que envejezca / con envidia»), incluyendo esa oscuridad marca de la casa («detesto los cuerpos de las mujeres. /

Detesto los cuerpos de los hombres. / Prefiero sus sombras, / que no son comestibles») o la confesión que se susurra, como de amigo a amigo («estoy muy triste una vez más. / Sin ningún pudor y con toda libertad, / lo vuelvo a decir ahora y aquí»). Amor, uno tras otro y otro tras uno, aunque le entre la cabeza baja y confiese que «yo ya no sé escribir / poemas de amor». Claro que sabe, y de qué manera...

Según la nota de prensa, Cartas a una revista pornográfica viuda constituye «una colección de disparos desesperados, arrogantes y humildes por igual, de dolores afectivos y de iluminaciones del alma, que se cierra con el descubrimiento del amor puro». El amor de Corcobado es siempre limpio, sin importar que vaya «meando en los buzones / para que todas las cartas / se conviertan en cartas de amor», tal y como escribió en su poesía completa. ¿El título de este poemario? Él lo explica: «Conozco a un amigo / que lleva años casado / con una revista pornográfica / viuda». ¿El título de este poema? Soledad. Todo lo contrario.

CARTAS A UNA REVISTA PORNO-GRÁFICA VIUDA. Arrebato Libros /160 págs. / 15 euros

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