El gobierno del estado mexicano de Puebla ha retirado su apoyo a la versión cinematográfica de la novela Memorias de mis putas tristes (editada en 2004), del Premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, tras la denuncia presentada por la ONG Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, contra esa iniciativa por "apología de la prostitución infantil".
El Ejecutivo de ese estado del centro de México dijo en un escueto comunicado en su página web "que no apoyará el proyecto o filmación de la película". "Como se informó en su momento, la producción solicitó a las autoridades de Puebla respaldar financieramente el largometraje, lo que fue sometido a consideración y descartado totalmente", indica el boletín.
El filme fue anunciado el pasado 18 de septiembre por Gerardo Pérez, secretario de Finanzas de Puebla, donde estaba previsto que se rodará la cinta. El plan contaba con ocho millones de dólares de presupuesto, que iban a ser financiados por las firmas mexicanas Televisa y Femsa, y por México, España y Dinamarca, según sus responsables.
Polémicas previas
Sin embargo, ha estado rodeado de polémica desde antes incluso de ponerse en marcha por las críticas de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, con sede en México y conformada por una red de 300 ONGs de 25 países.
La coalición ha anunciado en un comunicado que ha presentado una denuncia "contra quien o quienes resulten responsables, por hechos que pueden ser constitutivos del delito de apología de la prostitución infantil y la corrupción de menores de edad".
"Llevada a la pantalla grande la historia de un anciano que decide darse una 'noche de amor loco' con una adolescente drogada de 14 años glorifica la pedofilia y la pederastia y al masificar el mensaje las naturaliza o normaliza, y pone en grave riesgo a las mujeres y niñas de nuestros pueblos", argumenta. "Nos gustaría que el arte literario de Gabriel García Márquez sirviera para la prevención de este delito y no para su glorificación y naturalización", agrega.
Según el director, la actriz elegida para la película, Ana de Armas, tiene 21 años y en la cinta no se iba a manejar una edad para su personaje. "Así que simplemente han asesinado nuestra adaptación, nos han dado un golpe mortal porque no podemos aventurarnos a filmar sin todos los recursos. Será difícil que esto salga adelante, porque ya se politizó", aseguró el director.
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