Los mendigos del tren ganan 2.000 euros al mes

Controlan la captación en los vagones de Cercanías, organizados por clanes familiares que dirige un patriarca rumano residente en Badalona.
Un músico pide dinero en un vagón de tren de Cercanías.
Un músico pide dinero en un vagón de tren de Cercanías.
Fede Cedó
Un músico pide dinero en un vagón de tren de Cercanías.
No son redes mafiosas, pero sí clanes familiares de etnia gitana sometidos a la disciplina de un patriarca. Proceden de Rumanía y forman un entramado de actividades delictivas que va desde obligar hasta ejercer la mendicidad o adiestrar a menores en robos con violencia.

El patriarca, establecido en Badalona, sólo con los músicos-medigos (muy habituales en los trenes de Cercanías) obtiene pingües beneficios. Uno de ellos es Ion, un joven de 23 años  procedente de la pequeña población rumana de  Tanderei.  Vive en Badalona y se gana la vida tocando el acordeón.

Dinero para el jefe

«Sólo en el tren», cada día,  obtiene «entre 90 y 100 euros», que a fin de mes suponen más de 2.000 euros (332.000 pesetas) que entregan íntegramente a su jefe a cambio de «comida, habitación y algo de dinero», como confirman los Mossos d’Esquadra.

La organización es meticulosa: «Cada día nos dicen los trenes y a qué horas nos debemos subir». De su familia, Ion dice: «Somos cientos y cada día llegan primos que ni conocemos», a los que el patriarca da cobijo y trabajo. Los investigadores de la policía autonómica muestran su impotencia para erradicar estas actividades «copadas por las redes rumanas». Llegan ilegalmente al país «en autocares o hasta en el tren». En el caso de que un mendigo sea localizando tocando el acordeón en un tren, no se le puede imputar delito alguno «más que viaje sin billete». En estos casos, los Mossos identifican al presunto indigente, cuyo nombre pasa a engrosar una lista de actividades ilícitas pero no tipificadas penalmente, ya que «no hay ninguna ley que establezca como delito o falta tocar un instrumento musical en un tren y aceptar la voluntad del público».

Mendicidad con bebés

En las líneas de Cercanías de Renfe ya es muy habitual encontrar mujeres que piden limosna cargando con recién nacidos o niños de pocos meses. «En este caso», afirman desde la policía autonómica, «las recaudaciones suelen duplicarse». A menudo, la actuación policial no satisface ni a los propios agentes, ya que tras proceder a identificar a las mujeres con menores y ser trasladadas a la comisaría, éstas alegan que «no utilizan al bebé para mendigar». Conociendo bien las leyes, declaran estar a cargo del bebé «sólo para prestarle la debida atención maternal». De esta forma, el expediente excede del ámbito policial y pasa a ser gestionado por los servicios sociales correspondientes. Así, desde la Fiscalia de Menors detallan que casi todos los procedimientos se derivan a la Direcció General d’Atenció a la Infància (DGAIA).

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