Vallas, excavadoras y el suelo levantado. El Ministerio de Fomento ha dejado la entrada del bar-restaurante de Guadalupe Sánchez, vecina de Madrid, hecha unos zorros. El motivo, las labores de ampliación de la A-3 (carretera de Valencia). Unos trabajos que pasan por su establecimiento y para los que no dio su permiso.

La sorpresa vino ayer. Frente al bar, situado en el kilómetro 12,800 de la A-3, se amontonaban policías y obreros. Guadalupe intentaba paralizar la obra que podría llevar a su negocio a la quiebra.

Llegaron sin avisar

"Hace dos meses ya me enviaron un aviso de que iban a comenzar a trabajar sin mi consentimiento. Recurrí, no me hicieron caso, volví a recurrir y de repente me encuentro con esto frente a mi bar", explica a 20 minutos. "No pueden estar aquí porque invaden mis terrenos", afirma.

Sin embargo, el Ministerio de Fomento asegura que los terrenos donde se realiza la ampliación fueron confiscados en 1987, y que su ocupación es ilegal. Ante esto, Guadalupe sostiene que ella lleva allí 50 años y que nunca le pagaron nada por dicha expropiación. De momento, la obra está paralizada, pero hoy seguramente volverán las excavadoras.

Justo al lado de la Cañada Real

El bar de Guadalupe se sitúa justo al lado de El Gallinero, la zona más marginal de toda la Cañada Real, un poblado en el que viven 40.000 personas y que ha sufrido muchos desalojos. De hecho, el pasado julio la Comunidad presentó un proyecto de desafección al que se han opuesto los gobiernos locales de los municipios que atraviesa esta vía pecuaria: Rivas, Coslada y Madrid.