Pon cara a quienes acercan el campo español a tu mesa

Que lleguen a nuestra mesa alimentos locales y de calidad es una labor de equipo. Los agricultores trabajan codo con codo con los ingenieros agrónomos para sacar el máximo partido de los cultivos y conseguir un producto que, además, sea respetuoso con el medioambiente.

La agricultora Matilde Vallejo, aunque prefiere que la llamen Mati, tiene claro que su sitio está en el campo, donde trabaja junto a su marido. “Yo siempre aposté por el pueblo, estoy muy cómoda”, explica orgullosa, ya que es una enamorada de su profesión. Sin embargo, reconoce que no todo es tan bonito como parece: “A veces hay inconvenientes. Dependemos mucho también del clima, tenemos que estar pendientes todo el tiempo, de cómo sale el producto, de que hay zonas que las tienes peor y a ver cómo tiramos para adelante con ellas”.

Por ello, reconoce que trabajar con Pascual para ellos es un alivio, ya que, si no tuvieran ese producto ya vendido y asegurado, “sería un caos”. “A veces no solo no lo tendrías colocado sino peor, lo tendrías perdido”, insiste haciendo hincapié en los 14 años que llevan cultivando soja juntos.

Este camino común se inició cuando la empresa fijó un objetivo que ya han conseguido, ser la única empresa en España en la que todas las bebidas vegetales y toda la leche de leche de vaca es 100% nacional. Pero su colaboración no se limita solo a la compra-venta del producto, sino que buscan el crecimiento mutuo.

El mejor equipo: agricultores e ingenieros agrónomos

“Los ingenieros de Pascual también nos orientan mucho sobre la manera de tratar la soja, es necesario que te vayan informando y así tiene mejor calidad”, argumenta Mati, que describe su relación con ellos como “de familia”. Uno de esos ingenieros agrónomos es Pablo Redondo, que define su profesión como los “médicos del campo”.

“Nuestra labor es ayudar, asesorar, acompañar, investigar y colaborar, entre otras”, explica el profesional de Pascual, que detalla que se centran en acompañar al agricultor para que sus explotaciones estén lo más optimizadas posible a nivel económico, funcional, operativo y tecnológico. “Y siempre apostando por una producción de la manera más eficiente”, especifica Pablo.

Todo ello sin dejar de lado el respeto por el medioambiente y la diversidad ya que, al fin y al cambio, “es el entorno con el que trabajamos”. “El sector primario, nuestros agricultores, son los primeros interesados en cuidar, respetar y promover el medioambiente y la sostenibilidad. ¿Y por qué motivo? Porque ellos son los que viven en el campo y los que dependen de esa abejita que polinice sus cultivos para que sean más rentables”, defiende el ingeniero agrónomo.

Consumir local ayuda al medioambiente…

Este cuidado extra del hábitat es un valor añadido de consumir productos de proximidad. “Al ser de aquí no necesitan tantos kilómetros de transporte, van más directos”, sintetiza Mati, con lo que concuerda Pablo: “Al potenciar el cultivo local, se genera mucha menos huella de carbono, menos contaminación. El objetivo es producir más con menos de manera sostenible y sustentable. No vale producir más a cualquier coste”.

Cada día los consumidores se muestran más preocupados por el impacto ambiental de lo que consumen. “Lo que envasemos y cómo lo envasemos es un criterio de compra”, resume el ingeniero agrónomo, que sostiene la importancia de fomentar los cultivos locales los cuales, además, resaltan por su calidad.

“La soja que hacemos en España es de igual o mejor calidad que la que traíamos de fuera cuando aún no éramos 100% de origen nacional”, expone Pablo, a lo que Mati le da la razón: “Cuando viene de fuera, no sabes cómo está tratado y al moverse con los transportes desde muy lejos también se daña bastante el producto. En cambio, si es local tiene más calidad, tampoco necesita tanto conservante y sabes que es de aquí. Al ser más sano, la gente yo creo que lo nota también”.

… e impulsa la España rural

Pero los beneficios de los cultivos locales no se limitan solo a un nivel ambiental, sino que también tiene un impacto más directo. “¿Qué conseguimos con hacer el 100% de nuestros cultivos a nivel nacional? Pues que nuestros agricultores sigan viviendo en sus pueblos y generar economía local”, argumenta el ingeniero agrónomo que reconoce que, aunque no le gusta el término España vaciada, es una realidad que cada vez menos gente vive en entornos rurales. “El producir en entornos rurales también ayuda a fijar la población, promueve el empleo local y las actividades económicas de toda la zona. Nuestras fábricas aportan riqueza a todas estas áreas rurales”, defiende.

Mati no duda en animar a otras personas, especialmente a otras mujeres, a volver a pueblos como su querido Pobladura de Pelayo García (León): “Es un sitio muy pequeño, pero tenemos muchas cosas y hemos recuperado todo lo cultural”. Además, confirma que cada vez más jóvenes se interesan por su forma de vida, de la que ella les habla encantada.

“Desde la empresa lanzamos becas a los hijos de nuestros agricultores y nuestros ganaderos, con quienes estamos muy agradecidos”, explica Pablo, que defiende la importancia de la formación, pero también ayudarles a mantener ese estilo de vida y concluye: “Esto es una relación de futuro. El agricultor tiene que ir de la mano con Pascual y Pascual tiene que ir de la mano con el agricultor”.