Agentes de la Policía Nacional de Sevilla han detenido a Daniel G.R., de 47 años y 21 antecedentes policiales, que se hizo pasar por personal de Correos y de Telefónica para estafar a sus víctimas.

Las investigaciones comenzaron en 2008, cuando se recibieron varias denuncias en la Comisaría de Triana-Los Remedios, que alertaban de varios hurtos cometidos en interior de domicilios por alguien que simulaba ser operario de Telefónica, según ha indicado hoy la Policía en un comunicado.

En dichas denuncias la policía observó que existían determinados aspectos coincidentes en todas ellas, por lo que establecieron un mismo modus operandi para todos los casos y unificaron así la investigación.

El autor se hacía pasar por empleado de Telefónica para introducirse en los domicilios alegando la necesidad de realizar revisiones en las instalaciones.

Víctimas solitarias

En todos los casos elegía como víctimas a mujeres de edad avanzada que vivían solas, todas ellas en la zona de Triana.

Una vez en el interior del domicilio, aprovechaba un descuido de la víctima para sustraerle distintas cantidades de dinero en efectivo y efectos fáciles de ocultar y transportar.

Las cantidades totales sustraídas ascienden a 2.500 euros así como joyas, cartillas bancarias y consolas, entre otros objetos.

En marzo de 2009 se tuvo conocimiento de que un individuo se hacía pasar por empleado de Correos y Telégrafos para estafar a clientes en distintas zonas de Sevilla capital.

La forma de actuar en todos los casos era similar: sustraía la correspondencia privada procedente de los buzones de los empleados del servicio de Correos antes de que realizaran el reparto.

Se trataba de certificados y envíos ordinarios, los cuales tenían adherida la etiqueta de "Postal Express", servicio de cartería urgente ofrecida por Correos.

Posteriormente, simulaba su pertenencia a la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos y entregaba la correspondencia sustraída cobrando pequeñas cantidades de dinero para no despertar sospechas de los destinatarios que esperaban dichos envíos y les aseguraba que se les devolvería el dinero en un corto período de tiempo.

La Policía relacionó este tipo de actuación con los hechos denunciados en Triana, por lo que se unificaron los criterios en la investigación de todos ellos y se comenzó a pensar en una única persona como posible autor de los hurtos y de las estafas.

Una vez identificado, todas las gestiones se centraron en su localización, lo que resultó difícil debido a que se trataba de una persona con gran movilidad y sin domicilio fijo que actuaba en diferentes puntos del país.