Opuestos

Primer empleo... Jimena Fernández 23 años. Desde pequeña soñaba con trabajar en el cine. Lo ha conseguido «En 20 años Madrid tendrá tantos agujeros que estará por debajo del nivel del mar».

¿Estudios? Dejé periodismo porque es una carrera absurda. Soy técnica del espectáculo en la especialidad de vestuario y tramoyas técnicas. Haré la carrera de filosofía por placer.

¿Fue difícil incorporarte al mercado? En decorados sí, porque es un trabajo de hombre. En vestuarios no. Se supone que todas las mujeres nacemos con el don de la plancha.

¿Lo más duro del mundo laboral? Nadie te enseña en ningún nivel de formación qué es un contrato, un convenio, un sueldo, y es indispensable.

¿Y tu futuro? No quiero tirarme toda la vida recogiendo calcetines sucios de artistas. He de trabajar más para saber lo que quiero. Lo malo es que carezco del espíritu competitivo de la sociedad actual.

Jubilada... Petra Fernández 83 años. Puro animal de asfalto. Imagina Madrid, dentro de dos décadas, «lleno de residencias» de ancianos. Vivió la Guerra Civil y la postguerra.

Resuma su vida laboral A los 10 años vine  a servir a Madrid. Durante la guerra, a mi familia y a mí nos movieron por distintas ciudades. Cuando acabó tenía 18 y volví a servir. Ya casada entré de limpiadora en un hospital y después obtuve el título de auxiliar de enfermería.

¿La anécdota de su vida? Salvé al bebé de una niña ecuatoriana de ser vendido por una matrona del hospital.

¿Qué sintió al jubilarse? Pena, porque me gustaba trabajar. Acabé haciendo lo que quería, cuidar a enfermos. Llevo mis años con buen talante: a cada edad le corresponde siempre algo que hacer.

¿A qué se dedica ahora? Estoy en un centro de la tercera edad haciendo gimnasia. Este año ya no hago baile.

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