A tener en cuenta
El contrato de arrendamiento debe plasmar por escrito la identidad del propietario y de cada uno de los inquilinos, ya que todos son parte activa del mismo. En el caso de que las habitaciones se alquilen independientemente, existirán tantos contratos individuales como inquilinos en el piso, que también se beneficiarán de las zonas comunes.
Las partes fijan libremente el precio de la renta y la duración del alquiler. Eso sí, si algún compañero decide irse antes de tiempo, los demás tendrán que pagar su alquiler, ya que el contrato establece que sus obligaciones son solidarias. Si son todos los que abandonan, deben indemnizar al propietario.
Aunque no gusten a nadie, los avales son totalmente legales y están a la orden del día. Aquí los inquilinos tendrán que decidir si cada uno presenta el suyo o si uno de ellos se hace responsable con su aval por todos.
La fianza será equivalente a uno o dos meses de alquiler, dependiendo de si el piso está amueblado, y de ella se descontarán los daños que se pudieran producir por un inadecuado uso de la vivienda.
Dónde y cómo buscar
La manera menos estresante de alquilar una vivienda es hacerlo a través de una agencia inmobiliaria, que encuentra en poco tiempo un piso a la medida del inquilino. Eso sí, a cambio de una comisión equivalente a una mensualidad. Si no se quiere pagar, lo mejor es darse una vuelta por las bolsas de viviendas de organismos públicos o la universidad, madrugar en busca de los pisos anunciados en los periódicos o asomarse a internet, donde hay varios portales especializados. Aunque los pisos suelen alquilarse el mismo día que se ofertan y hay que andar despierto, lo mejor es no precipitarse en la elección y pensar que la ciudad es lo bastante grande para todos.
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