El impulsor de la donación del legado artístico, su viudo Leoncio Fernández Vallejo, ha explicado en la presentación de esta colección que la decisión de donarla al museo valenciano "al igual que el amor, surgió en un momento" y ese momento, ha rememorado, fue en 2014 cuando expusieron la muestra 'De Rubens a Van Dyck' en el Centro del Carmen y vieron la sala donde dormían los monjes. "Ahí fue donde surgió el enamoramiento con València", ha explicitado.
Ahora, siete años después, al ver los cuadros colgados en la sala que lleva su nombre siente "haber terminado una carrera" con este homenaje a quien compartió su vida durante más de 50 años y que falleció el pasado mes de enero.
"Siento una gran ausencia, la falta de Rodolfo, pero también emoción de haber llegado hasta este momento para que los cuadros los puedan gozar todos los valencianos y España", ha comentado. Por eso, se marcha "muy tranquilo" sabiendo que su legado queda en València, "como él quería".
Asimismo, el director del Museo, Pablo González Tornel, ha recogido "la gran emoción" de Leoncio Fernández al ver la colección colgada y leer el texto que se ha compuesto para definir la sala y la colección y "ver que su memoria permanecerá para siempre en una sala del Museo de Bella Artes de Valencia".
"Con el ingreso de la Colección Gerstenmaier en el Museo de bellas Artes de València se ha realizado un verdadero regalo a la sociedad. Gracias a la generosidad de Rudolf y Leoncio el Museo ha sido capaz de construir un discurso mucho más completo y sugerente sobre el Barraco en el que Italia, España y Flandes dialogan con la misma fluidez que en el siglo XVII", reza el texto que abre la sala de la muestra.
Precisamente, la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, ha destacado que con la incoporación de estos 16 cuadros que complementan la pintura del arte europeo del siglo XVII la pinacoteca "se quita la espinita" que tenía por la falta de este arte barroco y ha recalcado que todos los valencianos les estarán "siempre en deuda".
El director del Museo de Bellas Artes ha explicado que "el legado de Rudolf Gerstenmaier, como en su momento la monumental donación de Pere Maria Orts, esponjan la colección del Museo de Bellas Artes de València y la relanzan en el ámbito internacional" y ha aclarado que no están vetadas al préstamo.
González Tornel ha resaltado que "el legado Gerstenmaier se imbrica perfectamente en la magnífica colección de pintura barroca del Museo y dialoga con otras piezas como el retrato de Francisco de Moncada de Anton van Dyck". Igualmente, ha subrayado que "la altísima calidad" de las piezas que lo componen, así como "su excelente estado de conservación, convierten a la colección de pintura flamenca en una de las joyas del Museo".
ESCUELA DE AMBERES
Se trata de un conjunto de obras de la escuela de Amberes, la más pujante de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, que se integran en la primera planta del edificio de la fase IV. Entre las nuevas piezas la espectacular 'Virgen con Niño', del taller de Rubens; preside la sala. Una "verdadera delicia", creada para ser integrada en un tríptico, en la que el halo religioso se desvanece para ser un retrato vivo del amor maternal. El de una madre que mira con dolor a su pequeño, que es el retrato del hijo de Rubens, porque le enseña a andar sabiendo su funesto destino. El niño mira también con dolor, ha la derecha, porque mira a su muerte. En el diseño original del tríptico estaba su crucifixión.
La plasmación de la naturaleza, viva o muerta, tiene como centro el monumental bodegón de Jan van Kessel, el mayor de los pintados por el maestro, aunque los espectaculares floreros de Gaspar Pieter Verbrugge, son las piezas más impactantes. Este rico legado se relaciona de manera fluida con el arte del siglo XVII que ya poseía el Museo, muy completo en pintura italiana, con piezas de Massimo Stanzione, José de Ribera o Lucca Giordano, así como en obras de la escuela española, con lienzos de Murillo, Velázquez o Alonso Cano.
Hans Rudolf Gerstenmaier legó mediante testamento la colección de pintura flamenca que consta de 19 pinturas al óleo, de las que tres obras todavía no se han expuesto, dos de ellos por falta en estos momentos de espacio en la sala y la última, un tríptico de la escuela castellana de entorno a 1500, a la que se le está buscando un emplazamiento ya que por su cronología "no encaja" en ese espacio.
Además, incluye, 23 obras gráficas sobre diferentes soportes (grabados, aguafuertes, tintas sobre papel verjurado) de las que se han subido tres parejas como ejemplos, pero que por sus delicadas condiciones de conservación, permanecerá en los almacenes del Museo.
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