En su discurso con motivo del acto institucional en el parlamento asturiano con motivo del Día de la Constitución, Marcos Líndez, se ha mostrado crítico con esas personas que el 9 de mayo, cuando terminó el estado de alarma decretado por el Gobierno con motivo de la pandemia por COVID-19, celebraban al grito de 'libertad'.

Según el presidente del parlamento asturiano, alguien podría preguntarse qué pasa con la libertad de los que estuvieron ingresados en las UCIS de los hospitales, también en aquel momento. El coronavirus, ha señalado, ha propiciado un debate que confronta el interés colectivo frente a los intereses particulares.

Aquellos que el pasado nueve de mayo gritaban 'libertad' se olvidaban, ha insistido, de ese adjetivo "social" que aparece íntimamente asociado a "Estado" en la Constitución.

"En un Estado social cuando surge un conflicto entre los intereses individuales y el interés general, siempre se opta por el interés general; cuando surge un conflicto entre el hombre como ser particular y el hombre como ciudadano, siempre se opta por el ciudadano", ha explicado.

Así, ha dicho que las protestas y esos aludidos gritos de libertad son posturas de "franca oposición" hacia el Estado social que preconiza la Constitución y son también la consecuencia de esa actitud de "sospecha permanente" hacia cualquier decisión o actividad del gobierno, creando un "preocupante clima de desafección política".

"Algo más preocupante aún si tenemos en cuenta que está fomentado por algunas fuerzas políticas que aluden constantemente y sin causa justificada a una excesiva actividad expansiva de los poderes públicos", ha añadido el presidente de la JGPA.

Considera Marcos Líndez que se está "reviviendo peligrosamente" el concepto "clásico" de libertad, la que va unida al hecho de que el individuo en su vida diaria no debe tener más limitaciones que las naturales y las derivadas de sus capacidades o habilidades personales y que,por eso, las medidas tomadas por el Gobierno o gobiernos, durante la pandemia, eran y son contempladas como restricciones a la libertad natural del individuo y "cortapisas sin justificación".

Sin embargo, el presidente de la JGPA ha lanzado en ese punto una pregunta: "¿Qué pasa con la especial protección de otro tipo de derechos como el derecho a la salud, el derecho a la dignidad humana o el derecho a la vida?".

Ha dicho Marcos Líndez que no reniega del concepto de "libertad individual" pero siempre que sea sopesada con el principio de igualdad. "Y esa democracia formal a la que apelaban aquellos que gritaban libertad, o los que desde su pedestal político fomentaban el 'griterío', debe dar paso a una democracia material que posibilite el ejercicio de los derechos y libertades de todos nuestros ciudadanos, lo que resulta imposible sin una potenciación del principio de igualdad porque libertad sin igualdad es un concepto vacío, es una palabra hueca", ha argumentado.