El diputado Yauad al-Maleki, vicesecretario general del partido Al Daua del primer ministro Ibrahim al-Yafari, declaró a la televisión local "Al Hurra" que "hemos sido informados desde Basora de que un helicóptero británico aterrizó en la sede de los servicios secretos y evacuó a los dos militares".

Maleki acusó a los uniformados británicos de llevar a cabo "conductas irresponsables ya que esos dos soldados (detenidos) dispararon contra un puesto policial e hirieron a uno de los agentes". Según Maleki, los ataques se inscriben en los "planes destinados a sembrar la discordia entre la población iraquí".

El político iraquí dijo que "informó de lo sucedido a al Yafari", que no está en Irak, y anunció que este asunto "será investigado".

El diputado chií Fatah al Sheij, uno de los representantes del religioso Moqtada Al Sadr, afirmó que "los británicos viajaban vestidos con la tradicional túnica y turbante árabes en un coche negro, y que se disponían a disparar contra la gente congregada en un santuario chií de la ciudad administrado por seguidores de Sadr".

Las tropas británicas exigieron su liberación

Tras el incidente, las tropas británicas cercaron la sede de los servicios secretos con coches blindados y exigieron la liberación de los dos británicos, a lo que se negaron los jefes de la institución militar iraquí.

La situación se tornó violenta cuando las fuerzas del Reino Unido dispararon contra centenares de personas que se congregaron en el lugar, señaló Sheij, que agregó que los disturbios dejaron un número indeterminado de personas muertas y heridas. Al menos dos coches militares británicos fueron incendiados por la muchedumbre.

La relación de las tropas británicas con los iraquíes en Basora, región que desde el principio de la ocupación ha estado bajo control de las tropas del Reino Unido, se ha ido deteriorando en los últimos meses.

Tres soldados británicos murieron este mes a consecuencia de atentados a pie de carretera.