«Sufrí un infarto cerebral»

Vino a Valencia a buscar un trabajo y se encontró pidiendo comida en la Casa de la Caridad.
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Emma Ferrer
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Ahora duerme junto a un cajero automático y se lava en el cauce del Turia. La mala suerte le salió al paso a Justo Carrasco en febrero.

«Llevaba 11 años trabajando en Castellón, pero tuve que dejarlo y volver a Málaga por asuntos de familia: en febrero de este año moría mi madre y en mayo, mi padre». Al no poder hacer frente al pago de la hipoteca de la vivienda de sus padres, relata Justo, «perdí el piso y vine a Valencia a buscar trabajo porque me dijeron que había muchas oportunidades».

Pero no encontró un empleo y, tras agotar el poco dinero que tenía,  se vio abocado, acompañado de su mujer, a pedir ayuda en el Centro de Atención a los Sin Techo (CASH).

Casi hundido, encontró por fin trabajo en una empresa de seguridad del aeropuerto de Manises, con tan mala suerte de que a los dos días perdió el conocimiento y, al caer, se rompió la nariz. «Tras una inspección médica, me diagnosticaron una crisis epiléptica y un principio de infarto cerebral, por lo que me prohibieron trabajar y realizar cualquier tipo de esfuerzo. Me dijeron que siempre debía estar acompañado, por si me pasaba otra vez».

Además, el parte médico indica que Justo necesita un alojamiento donde descansar, por lo que se dirigió de nuevo al CASH. «Allí, la verdad, no me hicieron caso y en mi situación, agravada con mi enfermedad, me vi de nuevo viviendo en la calle».

Por tanto, Justo lleva ya más de dos meses durmiendo junto a un cajero automático, aseándose en una de las fuentes del  viejo cauce del río y comiendo bocadillos.

«Tengo una prestación por desempleo de 375 euros que no me da para alquilar un piso, y mucho menos para contratar a una enfermera, por lo que mi mujer no puede despegarse de mí. No puedo trabajar e intento sacarme unos euros haciendo de gorrilla. ¿Qué puedo hacer?».

BIO

35 años. Nació en Málaga y vino a Valencia tras la muerte de sus padres. Encontró empleo, pero enfermó. Justo (en la foto, con su mujer) percibe 375 euros al mes y duerme junto a un cajero.

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