La Autovía de la Meseta está a punto de concluir y, si no sucede nada raro, el próximo martes se abrirá oficialmente al tráfico.

Desde ese momento, la playa estará mucho más cerca para los vallisoletanos, ya que aunque haya un número similar de kilómetros, se podrá llegar a Santander en menos de dos horas y media.

Ése es el tiempo que el Ministerio de Fomento estima que se tardará en cubrir los 240 kilómetros que separan a la capital cántabra de Valladolid.

Aunque el cálculo puede ser aún más ambicioso y, si se consigue una media cercana a los 120 km/h permitidos en prácticamente todo el recorrido, se podría estar en cerca de las dos horas o dos horas y cuarto.

Este avance será posible gracias a la finalización de los 35 kilómetros que aún continuaban en obras entre Santillana de Campos y Alar del Rey, y que serán inaugurados el martes, según publicó ayer Diario Palentino.

De hecho, el único tramo en el que los operarios apuran los trabajos es entre Villaprovedo y Herrera de Pisuerga, ya que estos permanecieron parados por la suspensión de pagos que presentó Begar.

En los otros tres que no se han abierto, todo está casi listo y, según el rotativo palentino, sólo faltaría concretar la conexión con el resto de la autovía que ya está en uso entre Alar del Rey y Santander.

Siete años de obras

Una vez se inaugure al tráfico se pondrá fin a siete largos años de obras. Fue el 5 de marzo de 2002 cuando se colocó la primera piedra en Canduela. Lo hizo el entonces ministro de Fomento, Álvarez Cascos (PP).

En total, 207 kilómetros de desdoblamiento y nueva construcción, con tramos muy complicados entre las montañas, las famosas hoces, y una curiosidad, aunque en Cantabria las obras parecían más difíciles que en Palencia siempre fueron por delante y todos los trabajos los acabaron en febrero de 2008.

Más fácil paralos domingueros

Aunque los tiempos cambian siempre ha habido muchas familias de vallisoletanos y palentinos que pasan los meses estivales en Santander.

Muchos dejaban allí a la mujer y a los hijos y regresaban durante la semana a trabajar. Se les conocía como los domingueros, porque la tarde de ese día se echaban a la carretera para regresar a la capital castellana.

Los domingos, el camino que une las dos ciudades sigue llenándose de vehículos y este verano se han producido largos atascos por las obras. Este fin de semana será el último.

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