Grosso Napoletano, una de las mejores cadenas de pizzerías del mundo, llega a Barcelona

Algunas de las pizzas de la carta.
Algunas de las pizzas de la carta.
Grosso Napoletano
Algunas de las pizzas de la carta.

Aunque al hablar de buena pizza artesana igual tentemos a pensar en un pequeño local regentado por italianos, Grosso Napoletano se ha encargado de hacer saltar por los aires unos cuantos tópicos.

De entrada, porque es una cadena de pizzerías que se ha convertido en una de las abanderadas de la buena pizza en el país. No lo decíamos nosotros, sino la gente de 50 Top Pizza, que en su popular ranking la sitúa entre las 10 mejores cadenas del mundo dedicadas a este plato.

Tampoco, pese al nombre, es una cadena italiana, sino una empresa española. En 2017 abrieron en Madrid su primer restaurante -ya tienen más de una decena en la capital- y el pasado verano se estrenaron en Barcelona.

Una de las zonas del comedor.
Una de las zonas del comedor.
Grosso Napoletano

Así que ya tocaba acercarse por su primer local en la ciudad (Casanova, 209) para probar esas pizzas de las que tanto se habla últimamente.

Un par de hornos de bóveda y alimentados con leña presiden el local, con la zona de elaboraciones en primer plano y a la vista. Aquí se viene a comer pizza napolitana y es importante que eso quede claro desde el primer momento.

El restaurante es realmente amplio (aquí estaba Casa Paloma antes), cómodo y luce incluso elegante y moderno teniendo en cuenta que esto es una pizzería y el ticket medio es muy ajustado. La terraza es algo menos acogedora, por el tamaño de la acera y el tráfico de esta calle.

Volviendo al menú, hay algunos entrantes (merece la pena la burrata con tomates asados), pero si no hay mucho apetito mejor centrarse en las excelentes pizzas que preparan y saltarse los antipasti.

Pizza margarita, un clásico que nunca falla.
Pizza margarita, un clásico que nunca falla.
Grosso Napoletano.

Pizzas al estilo napolitano, obviamente. Y siguiendo las normas tanto en los ingredientes, como en la masa (larga fermentación, fina y con bordes abultados), la cocción (apenas un minuto al horno), e incluso en el detalle de que los piazzolos encargados de prepararlas son de Nápoles. No les hemos pedido el carnet, pero es lo que se dice.

No es este un lugar para esperar grandes florituras en la carta de pizzas, que incluye una docena de variedades. De hecho, pedir la sencilla margarita es la mejor forma de disfrutar de una pizza napolitana canónica, donde sólo hace falta una buena masa, queso, tomate y albahaca para triunfar.

Muy rica también y generosa en ingredientes la Grosso y, quienes busquen algo un poco más original, la parmiggina trip puede ser una buena idea. Para beber, cervezas, incluidas un par de artesanas italianas.

El ticket medio ronda los 15 y 20 euros y entre semana ofrecen un menú del día -con pizza, claro- por menos de 12. Así que la buena relación calidad-precio es otro de los argumentos a favor del estreno de Grosso Napoletano, que en poco tiempo ya se ha convertido en una nueva pizzería de referencia en la ciudad.

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