Lo afirman los ecologistas y los datos lo corroboran: el aire que respiramos en la capital granadina está entre los de peor calidad de Andalucía, junto a la ciudad de Sevilla, el área industrial de Bailén -ahora menos, pues la mayoría de sus fábricas de ladrillos están medio paradas-, Almería y los municipios de Niebla (Huelva), El Ejido (Almería) y Prado del Rey (Cádiz).

Ayer lo denunció Ecologistas en Acción, que presentó un informe basado en la información que recoge la Junta a través de sus redes  que miden la calidad del aire.

En la primera mitad del año hubo 65 días, es decir, uno de cada tres, en que el aire de Granada fue de mala o muy mala calidad, según los tres puntos de medición que la Consejería de Medio Ambiente tiene instalados en la ciudad: Paseíllos Universitarios, zona de Alcampo-estación de bus y campus de Cartuja.

El aire estuvo contaminado esos días, principalmente, por un exceso de partículas en suspensión. Según Ecologistas en Acción, esas pequeñas partículas penetran en las vías respiratorias  y, junto a un exceso de ozono, pueden causar irritación en los ojos, superficies mucosas y pulmones, además de agudizar las alergias y el asma.

Tráfico y obras

La causa del exceso de partículas en el aire se debe, principalmente, al tráfico y  también a la contaminación industrial y las numerosas obras que proliferan por la ciudad.

Junio ha sido claramente el mes con peor calidad del aire: durante 15 días fue de mala calidad y 8 días de calidad muy mala (la Junta puede clasificar la calidad del aire como buena, admisible, mala y muy mala). Los días de esta primera mitad del año con calidad buena fueron los menos. La mayor parte, sólo de calidad admisible.

Ozono y dióxido de nitrógeno

Además de las partículas en suspensión, el aire de Granada también presenta preocupantes niveles de contaminación de ozono y de dióxido de nitrógeno. En el primer caso, donde más contaminación se genera es a las afueras de la ciudad (el medidor de la Junta en Cartuja presenta los mayores niveles). Y al alto nivel de dióxido de nitrógeno contribuye la cada vez mayor proporción de vehículos diésel, que emiten más este componente, según Ecologistas en Acción.

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