La cuidadora acusada de la muerte de un bebé de seis meses en agosto de 2007 reconoció ayer en el último día del juicio que la niña se le cayó al suelo mientras le daba de comer. De esta manera
cambió de forma radical lo que había sostenido desde el principio, que la menor se atragantó, y reconoció que fue su anterior abogado quien la recomendó que omitiera esta información, según Ical.
Aun así, reiteró que nunca quiso «hacer daño a la niña» porque, según ella, «es una madre y no una asesina».
En el juicio, las partes mantuvieron sus peticiones. A
sí, el fiscal solicitó 12 años de cárcel por homicidio y una indemnización de 150.000 euros; la acusación particular, 25 años por asesinato y 300.000 euros de indemnización; y la defensa, la absolución.
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