Se trata de las primeras elecciones democráticas en la historia del
país asiático, una cita a la que están convocadas casi 12,5 millones de personas, lo que representa a menos de la mitad de la población. La campaña electoral ha estado marcada por la violencia desatada por los talibanes y la muerte de más de mil personas en los últimos seis meses; algo habitual en un territorio que ha vivido permanentemente en guerra a lo largo de tres décadas.