Un centro tiende la mano a mujeres que pueden abandonar la prostitución

  • El Ayuntamiento abre un centro para víctimas de la explotación sexual.
  • El objetivo es que logren retomar sus vidas después de la prostitución.
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Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.
Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.
JORGE PARÍS
Lucía, una de las prostitutas de la calle Montera.

Asha (senegalesa, de 22 años) acaba de volver a la prostitución tras un tiempo trabajando como limpiadora. "Aunque ganaba menos dinero, lo prefería. Pero la crisis me ha empujado de nuevo a la calle", en su caso, la de Montera.

Ganarse su confianza es muy difícil, por eso trabajamos con ex prostitutas. Se fían más

Como Asha, 229 mujeres fueron atendidas en lo que va de año por el centro de atención integral a mujeres víctimas de la explotación sexual.

El Centro Concepción Arenal del Consistorio trabaja, junto a su Unidad Móvil, por reintegrar en la sociedad a las mujeres prostitutas.

Este martes presentó su nueva sede, que amplía y mejora las ayudas para las meretrices que trabajan en la calle, "aunque la mayor parte de las víctimas de explotación sexual se suelen encontrar en los pisos y lugares cerrados. Ahí resulta más difícil entrar", explica Rocío Nieto, portavoz de la Asociación para la Prevención y la Reinserción de la Mujer Prostituida (Apramp).

Esta asociación trabaja de una forma muy similar al centro de Concepción Arenal. Con su unidad móvil recorren los principales focos de prostitución de la ciudad, informando y asesorando a las meretrices. "Nosotros atendemos a unas 250 chicas al día. Pero ganarse su confianza es muy difícil, por eso trabajamos con ex prostitutas. Se fían más", explica Nieto.

"Sé cuidar de mí misma"

Asha no se siente víctima, "tengo papeles y la Policía no me molesta. Lo hago por necesidad", nos comenta. Tampoco tiene chulo, "yo sé cuidar de mí misma", asegura.

Y tanto. Mientras hablamos con ella, un cliente, de los de palillo en la boca y cadena de oro al cuello, intenta tocarle el trasero sin su consentimiento.Ella le propina tal empujón que el tipo se queda pálido del susto.

Asha parece que sabe defenderse, no en vano lleva un año y medio trabajando. Sin embargo, a Bujor Doina (rumana, de 32 años) aún se le nota el miedo en los ojos. Llegó hace un mes a España. En su país dejó cuatro hijos y un marido que no puede trabajar por un accidente.

Le cuesta hablar castellano. "No encontraba nada, y una chica de mi país me dijo que podría dedicarme a esto". No le gusta, ni tampoco sabe de la existencia de centros de acogida en los que encontrar una salida laboral. "En Rumanía era ama de casa. Con trabajar en algo parecido estaría contenta".

"Entrar es fácil; salir, muy difícil"

"No es dinero fácil, es dinero rápido. Es uno de los tópicos más injustos que se manejan sobre el mundo de la prostitución", afirma Rocío Nieto, de Apramp. "Entrar en este mundo es fácil, pero salir es muy difícil. Para ellas es muy complicado encontrar otra salida laboral".

En los últimos tres meses y medio, el Centro Concepción Arenal ha atendido a 99 mujeres. De ellas, 17 son españolas y el resto extranjeras, sobre todo de Rumanía y Ecuador. En 2008 atendió a 237 meretrices.

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