“Muchos familiares y amigos no saben cómo acercarse a la depresión, cómo acompañar a quienes la padecemos”

  • El periodista Juan Carlos Rincón es el autor del libro, ‘La depresión (no) existe’, una ‘guía’ para ayudar al entorno cercano de las personas con depresión a apoyarles correctamente.
Juan Carlos Rincón Escalante ha sufrido depresión, de ahí su afán en que la gente conozca y comprenda mejor la enfermedad.
Juan Carlos Rincón Escalante ha sufrido depresión, de ahí su afán en que la gente conozca y comprenda mejor la enfermedad.
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Juan Carlos Rincón Escalante ha sufrido depresión, de ahí su afán en que la gente conozca y comprenda mejor la enfermedad.

Editor de opinión en el periódico colombiano El Espectador, Juan Carlos Rincón es un exitoso periodista que, además, al igual que unos 300 millones de personas en el mundo, sabe lo que es tener depresión. Las personas que tienen esta enfermedad no solo deben enfrentarse a ella, muchas veces también se ven abocados a la incomprensión de su entorno que se dirige a ellos con frases poca oportunas que las dañan aún más.

Por este motivo, decidió escribir La depresión (no) existe, una guía dirigida a aquellos que tienen cerca a personas con depresión y que no saben cómo ayudarles. En esta ardua tarea le acompaña la viñetista Cecilia Ramos, la encargada de ilustrar este libro con dibujos que expresan de un modo muy gráfico cómo se sienten las personas con depresión.

El título del libro es muy llamativo. ¿Por qué ‘La depresión (no) existe?

El título es una provocación y una catarsis. La frase más común que escuchamos las personas con depresión es esa: que lo que sentimos no existe, que somos exagerados, que tenemos un problema de actitud, que somos débiles. Es la frase que resume el prejuicio contra la depresión y, en general, contra las enfermedades mentales. También es cruel, porque por culpa de ese tabú el 90 % de las personas con depresión no reciben la ayuda que necesitan. Entonces el libro es un acto de rebeldía. Tachamos el no para dejar claro no solo que la depresión existe, sino que necesitamos empezar a tener mejores conversaciones sobre salud mental.

¿Por qué es necesario este libro? ¿Hay gente que piensa, de verdad, que las depresiones no son reales?

Sí, un montón. A lo largo de mi vida he recibido la misma respuesta una y otra vez. Para el libro hablé con cientos de pacientes y todos coincidían en lo mismo: en algún momento de sus vidas les han dicho que la depresión no existe. Incluso cuando doy conferencias sobre el libro hay personas que me dicen que me estoy inventando la depresión para tener fama. Imagínate tú. Mientras tanto, la depresión y la ansiedad son pandemias en crecimiento. Este libro es necesario porque hay una tragedia en la comunicación cuando alguien busca ayuda y la respuesta que recibe es hostilidad. No conocemos el tema y por eso hacemos daño. Este es nuestro intento por solucionar muchas de las dudas habituales.

"Las personas queremos ayudar y deseamos que la persona con depresión se sienta mejor, pero en el proceso las asfixiamos con nuestras peticiones y con nuestros intentos por animarlas"

En términos generales, se trata de un libro para que la gente entiendo mejor la depresión para que, literalmente, no hagan daño a la gente que la padece. ¿Es así?

Sí. Por ejemplo, el libro lo escribí pensando en mi mamá. Ella vivió muchos años frustrada por no poder entender lo que me ocurría y eso nos alejó. Como ella son muchos los casos de familias, amigos, parejas que se frustran por no saber cómo acercarse a la depresión, como acompañar mejor a quienes la padecemos. Entonces este libro busca, en términos muy sencillos y con ilustraciones, darle a las personas una base sólida para entender lo que ocurre y no cometer errores comunes. En últimas, es una apuesta por la empatía radical.

¿La gente hace daño -sin querer- a las personas que la padecen? ¿En qué casos?

Sí, todo el tiempo. Es un daño sin intención. Las personas queremos ayudar y deseamos que la persona con depresión se sienta mejor. Pero en el proceso las asfixiamos con nuestras peticiones y con nuestros intentos por animarlas. Entonces, por ejemplo, cuando decimos algo como: “pero piensa que hay gente peor que tú”, o “pero si lo tienes todo en la vida”, hacemos que la persona deprimida se sienta juzgada. “Sí, lo sé, pero igual me siento terrible”, responde con justicia la persona con depresión. Esto fomenta que no vuelvan a confesar en voz alta cómo se sienten y a que se aíslen.

¿Cómo explicamos a la gente que la depresión no es cuestión de ‘estar triste’ o ‘desanimado’ y que NO depende la voluntad de uno mismo?

Esto es lo más difícil. Cuando alguien no ha sufrido depresión, su único referente son los sentimientos “normales” que mencionas: el desánimo, la tristeza. Y si a eso le sumamos que la depresión no se ve, pues es muy difícil construir empatía. Ante eso, yo creo que es clave mostrar los estudios científicos y las cifras (más de 300 millones de personas con depresión en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud). Un ejercicio que me funciona es mostrarle a las personas las resonancias magnéticas que comparan cerebros con depresión con cerebros sanos. Ahí se puede ver que el asunto va mucho más allá que una simple falta de voluntad.

¿Por qué decidisteis que fuera un libro ilustrado?

Porque con Cecilia Ramos, que es la ilustradora, queríamos que fuese lo más sencillo posible. Este es un libro que te lees en una sentada y, esperamos, te va a hacer sonreír varias veces. Lo hicimos para las personas que leen, pero también para quienes no suelen comprar muchos libros. Lo único que queremos es que el mensaje llegue a quienes lo necesitan. En ese sentido, las ilustraciones son claves porque suavizan un tema muy complejo y crudo, sin que perdamos profundidad en la información que damos.

"Si alguien llega con un yeso nadie le dice que está fingiendo. La depresión, al igual que todas las enfermedades de la mente, es invisible y  vive oculta"

Cada capítulo es una frase que las personas son depresión a menudo escuchan… De todas ellas, ¿cuál o cuáles son las peores?

Uf, buena pregunta. Yo creo que todas son perversas en su propio estilo, pues logran lo mismo: que la persona con depresión prefiera sufrir en silencio. Tal vez la peor es la del título, aquella de que la depresión no existe, pues hace que muchos no tengan herramientas para entender qué les ocurre. También las frases que hablan mal de la terapia o incluso los medicamentos. Por los prejuicios contra los psiquiatras, la gente prefiere cargar con el dolor a solas. Eso es cruel, innecesario y dañino.

Aseguras que ‘vivimos en un mundo que no sabe cómo lidiar con la tristeza propia y ajena’. ¿Por qué ocurre esto? 

No tenemos clases de educación emocional. La tristeza, la ansiedad, la melancolía son sensaciones que todos compartimos, pero estamos acostumbrados a no hablar de ellas. Además, toda la publicidad nos bombardea con mensajes de que hay que tener fuerza, ánimo, energía, “just do it”, y todo el complejo económico de la autoayuda habla de cómo superarnos todo el tiempo, del #bendecido y #afortunado en Instagram. Las redes sociales, además, nos presentan un mundo filtrado por la idea de “bienestar” y “éxito”. En todo eso hay una conversación pendiente: ¿cómo lidiamos con los estados de ánimo que no son taquilleros ni reciben muchos likes”?

‘La depresión no se ve, se siente’… ¿Es ese uno de los problemas, que no se ve y que, de no sentirla, parece que no existe?

¡Sí! Un brazo roto vos lo ves. Si alguien llega con un yeso nadie le dice: vos estás fingiendo. En cambio, la depresión, al igual que todas las enfermedades de la mente, es invisible, se puede disfrazar y por ende vive oculta. Por eso tanta gente cree que no existe o lo asocia con otros problemas (ya perdí la cuenta de las veces que me dicen que mi problema es de pereza).

También habláis de cómo asocia la gente la depresión a que te falte algo, que la porque un hecho traumático… el típico, ‘¿por qué estás deprimido si lo tienes todo?’. ¿Por qué seguimos pensando así? ¿No es simplificar demasiado la ‘felicidad’?

Tenemos una visión muy maniquea del mundo. Estás feliz o estás triste. ¿Obtuviste un “éxito”? Entonces debes estar feliz, no hay de otra. Pero la experiencia humana es un espectro amplio de sensaciones complejas. Incluso en las personas que gozan de buena salud mental. En un momento determinado podemos experimentar sentimientos contradictorios, porque el mundo nunca es solo blanco o negro. Simplificamos la felicidad y simplificamos la manera en que nos relacionamos con nuestros sentimientos. Por eso la gente solo concibe la depresión cuando “pasa algo terrible”. Sin embargo, hay muchos casos que no tienen causa aparente.

No busquemos 'solucionarle la vida' a la persona con depresión. Más bien, seamos un espacio seguro para ellos. Digamos: “¿quieres contarme lo que sientes?”

La depresión también causa muertes, sobre todo a causa del suicidio… 800 mil al año, más que muchas enfermedades. ¿Por qué no estamos tan concienciados?

Me dejaste pensando con esta pregunta. Yo creo que es una mezcla de prejuicios con el hecho de que los suicidios rara vez se discuten. Eso tiene una razón de ser y es que es comprobado que son contagiosos, entonces cuando algo así ocurre no es prudente publicitarlo. Pero todo pasa porque no tenemos espacios para hablar de cómo nos sentimos y de lo difícil que es lidiar con ciertas emociones. Si rompemos esos estigmas, podemos empezar a reducir ese número tan terrible de personas que se quitan la vida.

¿Hace falta todavía mucha pedagogía para que la gente enriende de verdad qué es una depresión y cómo abordarla?

Mucha, muchísima. Hay iniciativas muy valiosas en Internet. Yo de hecho pude entender mejor lo que sentía gracias a un ensayo ilustrado publicado en un blog que se llama Hyperbole and a Half. Pero tenemos que llegar a más espacios. Que este sea un tema tan normal como todos los otros que discutimos en el día a día. No deberíamos huirle. Nuestros sentimientos y nuestras aflicciones son parte esencial de nuestra experiencia como seres humanos. Hay que conversar sobre todo lo que cargamos adentro.

Después de decir todas las cosas que no debemos decirles a las personas son depresión, hagamos lo contrario. Dinos lo que sí debemos decir para que la gente con depresión se sienta mejor.

Gracias por esta pregunta pues es la más importante que tratamos en el libro. Yo le pido a las personas que ejerzan la empatía radical: reconocer que no podemos entender el sufrimiento de los demás, pero de todas maneras tomar la decisión consciente de acompañarlos. Hay que dejar a un lado las recetas mágicas y el complejo de salvadores. No busquemos “solucionarle la vida” a la persona con depresión. Más bien, seamos un espacio seguro para ellos. Digamos: “¿quieres contarme lo que sientes?” “¿Quieres que te acompañe al médico?” “No puedo entender lo que sientes, pero es válido”. “No es culpa tuya lo que sientes”. “Se vale estar mal”. “No estás solo”. Esas frases, que parecen sencillas, son un arma poderosa para acompañar a quienes están padeciendo la depresión. 

Cubierta del libro 'La depresión (no) existe', de Juan Carlos Rincón
Cubierta del libro 'La depresión (no) existe', de Juan Carlos Rincón
Penguin Random House
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