En Gijón cada vez hay más menores de entre 6 y 16 años (edades de escolarización obligatoria) que ‘piran' clase habitualmente. Además, los que lo hacen empiezan desde más jóvenes, según el Ayuntamiento. Los datos aún no son alarmantes para los responsables municipales ya que el porcentaje de absentismo -de un 0,35%- es bajo en comparación con la media nacional. En Infantil y Primaria afecta a uno de cada 675 escolares y en Secundaria, a uno de cada 129.

El curso pasado se detectaron 86 casos de alumnos que faltaron al menos al 20% de las clases durante un mes como mínimo. Son un 10% más de niños absentistas con respecto al curso 2006-2007. El principal problema, sin embargo, es «que se va reduciendo la edad en que los escolares faltan frecuentemente a clase y en esos casos el papel de las familias es preocupante», señaló Justo Vilabrille, concejal de Educación.

El perfil del alumno absentista es el de un menor de entre 15 y 16 años, con retraso escolar, desmotivado y reincidente. La mitad de los grandes ‘pirones' proceden de familias nucleares (con un padre y una madre), mientras que el 36% viven en una familia monoparental. «El estigma de la familia desestructurada es falso», indicó Vilabrille.

El Ayuntamiento reconoció ayer que resulta muy difícil reconducir a los reincidentes (el porcentaje de alumnos que regresan a las aulas apenas llega al 20%). Por esa razón se organizarán en Gijón unas jornadas técnicas sobre el absentismo escolar los días 24 y 25 de abril en la Cátedra de Extensión Universitaria y el Antiguo Instituto. Vendrán representantes de otras ciudades como Jerez de la Frontera o Getafe para contar cómo resuelven allí el problema.

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