Los adolescentes granadinos no se alimentan bien. Esto es lo que se desprende un estudio realizado por Adaner Granada (Asociación para la defensa de la atención a la anorexia y la bulimia) entre 5.500 escolares.

Los datos reflejan que cerca de la mitad de los jóvenes tienen carencias nutricionales más o menos importantes. Sólo el 42% hace un desayuno completo (fruta o zumo, leche y cereales o pan), el  resto, o comienzan la mañana con un simple vaso de leche (32%) o toman cualquier cosa, entre las que se incluyen una galleta, un chicle o una bolsa de gusanitos.

Esta estadística, dice Eduardo Oblaré, presidente de Adaner, «es quizás lo más llamativo porque el desayuno es una de las comidas básicas». Las carencias, sin embargo, van más allá y el 67% de los jóvenes no toma nunca o casi nunca verdura, porque no les gusta o no la han probado.

«La incorporación de la mujer al trabajo ha roto la tradición del plato caliente encima de la mesa y en los comedores muchos niños simplemente hacen lo que les da la gana», apunta Oblaré. Esta puede ser la explicación por la que el 13% de los adolescentes granadinos rechaza la verdura y el 10% las legumbres, frente al 5% al que no le gusta la bollería.

«Lo que sí toman, y mucho, son las comidas precocinadas», advierte el presidente. El 49% de los jóvenes come alimentos precocinados dos veces en semana y el 13% más de tres veces.

Este tipo de conductas, afirma Oblaré, «pueden explicar el aumento de la obesidad en nuestra población y la aparición de los trastornos en la alimentación provocados por creencias erróneas».

Adaner realizó el año pasado 190 talleres nutricionales para ensañar a comer. «Debemos tener las hortalizas, la fruta, los cereales y los lácteos como nuestra base y combinarlos con aves, huevos, pescado, legumbres (de tres a cinco veces por semana), más la carne roja o los frutos secos (una vez). Todo ello con un buen descanso y ejercicio físico».

Adaner atendió el año pasado a 584 personas y contestó más de 3.500 llamadas telefónicas. La época primaveral es una de las más conflictivas para los mayores de 20 años por la llegada de la ropa ligerita y septiembre para los más jóvenes con la vuelta al cole.

Los casos de vigorexia también han crecido y durante 2008 hubo 40 adolescentes que necesitaron ayuda.

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