El museo Madame Tussauds de Washington ha inaugurado la estatua de cera de Michelle Obama, que se convierte así en la tercera primera dama en ser inmortalizada en la galería presidencial del museo. De pie junto a Barack Obama y con la Casa Blanca de fondo, Michelle lleva un vestido rojo sin mangas, un cárdigan negro y un collar de perlas, y muestra una sonrisa tan amplia como la de su marido.

Cuatro meses después de que ordenara fabricar la figura, el museo ofrece a sus visitantes la oportunidad de admirar a la primera dama a centímetros de distancia, fotografiarse con ella e incluso abrazarla. Sólo otras dos primeras damas, Jacqueline Kennedy y Hillary Clinton se ganaron antes que Michelle un lugar en la galería presidencial del museo de Washington, cuyo gran atractivo son las figuras políticas.

La rapidez con la que se ha disparado la popularidad de Michelle y su "valor histórico" son las razones por las que forma parte de la selecta galería, explicó Shameka Lloyd, directora de marketing del museo. "Es la primera mujer afroamericana que ha llegado a ser primera dama, y cada vez hay más gente que sigue todos sus movimientos e imita su estilo. Era natural tenerla aquí", aseguró Lloyd.

Para Lloyd, el "inconfundible" estilo de Michelle se refleja en el traje de la réplica, inspirado en el vestido morado que llevó la noche en la que su marido obtuvo la candidatura presidencial de los demócratas.

El Barack Obama de cera ha esperado más de un año a su esposa, ya que llegó al museo en febrero de 2008, aún como candidato demócrata y en la víspera de la votación primaria en el Distrito de Columbia, Virginia y Maryland.

Aunque el presidente de Estados Unidos tiene figuras de cera en los ocho Madame Tussauds del mundo, Michelle permanecerá en la atracción de Washington de forma exclusiva. "No queremos que se aleje de casa", bromeó Lloyd.

Los artistas del estudio de Londres que fabricaron tanto la figura como el vestido de Michelle se inspiraron en cientos de fotos y decenas de horas de vídeo para modelar "la figura más real posible". Crear en los visitantes la ilusión de estar tocando a la primera dama se consigue también con la decoración, y no falta a su alrededor una recreación del despacho oval y un fornido guardaespaldas con cara de pocos amigos.