Según ha informado la Policía Local en una nota de prensa, el suceso tuvo lugar la noche del sábado al domingo, cuando a las 3.45 horas la sala del 092 recibió una llamada de una central de alarmas comunicando que se había activado la alarma de intrusión en un restaurante.

La central informó de que en sus cámaras de vigilancia, se podía ver la entrada de un individuo, cuya descripción facilitó a la Policía.

Cuando la patrulla se dirigía al lugar, a la altura de la rotonda del Camí de Sa Siqui observaron un ciclomotor de cuatro ruedas que circulaba con las luces apagadas.

Al ver a los agentes, el conductor hizo una brusca maniobra para entrar en un camino no asfaltado, a elevada velocidad. La Policía decidió seguirles y pudo detener al vehículo a pocos metros.

Del vehículo se bajaron tres personas. Al preguntarles por su presencia en el lugar -incumpliendo el toque de queda-, alegaron motivos no justificados.

Los agentes percibieron un gran nerviosismo en las respuestas de los tres hombres, y sospechando que pudieran estar involucrados en el robo en el restaurante, solicitaron a la central de alarmas que remitiera por correo un fotograma de las imágenes captadas en el local.

Así se pudo comprobar que el sujeto que aparecía en ellas era uno de los ocupantes del vehículo interceptado, que fue registrado. Entonces los agentes hallaron una mochila con varias herramientas; una de ellas podía ser la utilizada para forzar la puerta del establecimiento. También encontraron botellas de bebidas alcohólicas sin abrir.

El dueño del local se personó en el lugar y afirmó que las botellas habían sido sustraídas de su restaurante. De hecho, indicó que unos días antes, con el mismo procedimiento, le habían robado varias botellas más, así como 100 euros.

Por todo ello, los tres hombres fueron detenidos por un delito de robo con fuerza.