Federico recibió esta mañana con simpatía el abrazo amigo de José Martín, uno de los estudiantes que participan en el taller de Movilidad Amable, de la Universidad de Granada .

La veintena de alumnos, que durante una semana han analizado en el aula los problemas de circulación de las ciudades y sus posibles soluciones, salieron a la calle para «humanizar el tráfico», según Rubén Rodríguez, educador ambiental.

Flores con poemas, abrazos, sonrisas e incluso el reparto de libros fueron sus armas para luchar contra los pitidos y el humo.

Los peatones que a lo largo del día esperaban frente a los semáforos de Severo Ochoa se quedaron sorprendidos cuando los jóvenes los invitaron a jugar al coro de la patata o al pollito inglés. «Volver a la infancia, darnos cuenta de que es esencial el diálogo, ser amables y tomar conciencia de que somos personas, estemos frente al volante o caminando por la acera», explica Rodríguez.

Los conductores aprendieron que en una carretera puede ocurrir cualquier imprevisto (niños jugando, alguien que se cruza...) y los viandantes, a tomarse un respiro.

A los juegos le siguió una cadena humana que mostraba los obstáculos (hitos, coches aparcados...) Los abrazos llegaron en San Jerónimo, donde en un paso de cebra se colocó una alfombra. También hubo lecturas en la plaza de la Universidad, con reparto de libros.

Los atascos fueron los de siempre, pero al menos algunos los vivieron con una sonrisa.

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