¿Trabajas o te escaqueas?

  • La crisis ha reducido las faltas esporádicas y las bajas laborales.
  • ¿Hacíamos demasiadas 'peyas' o el miedo al paro nos ha cambiado?
  • El despido improcedente ya no nos tranquiliza

Tras una buena temporada 'vagueando' -el absentismo laboral de España se duplicó en los últimos cuatro años- el trabajo se ha convertido en lo más importante.

No es para menos; las alarmantes cifras de parados nos ha hecho reflexionar y tomárnoslo más en serio que nunca, quizá demasiado.

Expertos, directivos e informes coinciden en que la crisis ha reducido estrepitosamente el absentismo en el trabajo. ¿Antes utilizábamos cualquier excusa para faltar, o ahora no nos atrevemos a ausentarnos ni con cuarenta de fiebre?

Sea como sea (seguramente una mezcla de ambas cosas), parece que el miedo a ser despedido en el peor momento para encontrar trabajo puede con todo: problemas familiares, papeleos, chequeos médicos y hasta con graves enfermedades.

Despidos improcedentes

Sabemos que tenemos ciertos derechos, y que, por ejemplo, prescindir de nuestros servicios con motivo de una baja por enfermedad constituiría un despido improcedente.

Sin embargo, ahora mismo nos da igual; también sabemos que gran parte del recorte de personal se está haciendo sin causa justificada.

A las empresas les sale más rentable (o no tienen otro remedio) indemnizar a sus empleados que seguir pagándoles de por vida mensualmente.

Por lo tanto, actuamos de forma razonada, aunque en algunos casos exagerada. Los sindicatos de trabajadores insisten en que no podemos volvernos esclavos y tragar con todo por miedo a ser despedidos.

Pero a la hora de la verdad el pensamiento es muy distinto: “si falto otro día, si me pongo enfermo, si cojo vacaciones... y mis compañeros no, yo tendré todas las papeletas para ser el próximo”.

De ahí que motivos antes perfectamente válidos, como ir al médico, la conciliación de la vida laboral y familiar, la tramitación de papeles y las reuniones sindicales, ya no se hagan a no ser obligatorios o extremadamente importantes.

CONSEJOS

-Avisar con tiempo. Ante todo, trata de solucionar los asuntos pendientes fuera del horario de trabajo. Normalmente se puede: ir al banco a primera hora, la tarde que abre o el sábado por la mañana, pedir cita al médico el día libre o en horario disponible...

Pero si no es posible, avisa con tiempo, aunque luego tengas que recordarlo. Una llamada inesperada a última hora no es lo que más le alegra la mañana a un jefe.

-Pedir siempre justificantes. En caso de no tener más remedio que ausentarte, consigue justificar tu ausencia o tu retraso con cualquier documento y en cualquier caso.

Obviamente por una consulta médica, pero también por un retraso de vuelo (la compañía no tendrá problema en ponerlo por escrito). Una enfermedad de un día no suele ser creíble. Visita a tu médico para que te recete lo adecuado y lo testifique.

-Llevar una vida saludable. Lo primero es la salud. Además, conservándola, podrás cumplir con la prioridad teóricamente secundaria: el trabajo.

Un estudio de la Universidad de Granada ha demostrado que el absentismo laboral es más frecuente entre aquellos trabajadores que secundan hábitos de vida poco saludables, como el tabaco, el alcohol, una mala dieta, el sedentarismo o esfuerzos físicos excesivos durante la jornada laboral.

-Controlar el estrés. Casi el 50% del absentismo laboral tiene que ver con el estrés originado en el trabajo. Vaya, que, paradójicamente, el propio trabajo puede impedirte ir al trabajo.

Aunque ha veces nos autopresionamos, aquí tienen mucho que ver los jefes o responsables. Mejorar la gestión, evitar conflictos y mejorar las condiciones laborales hará más feliz al empleado y, por tanto, más productivo y con menos posibilidades de ausentarse.

-Disculparse y agradecerlo. Por supuesto, en el caso de que tu jefe te conceda ese tiempo. Pero también a los compañeros, que en la mayoría de los casos son los que soportan tu trabajo.

De hecho, el 30% de los empleados se manifiestan intolerantes con sus compañeros si éstos se ausentan por una gripe, estrés, dolor de espalda o cabeza... a no ser que haya una operación o una escayola (algo visible físicamente) de por medio. Por eso, agradece la sustitución y ayúdales cuando lo necesiten.

Raquel Blanco, bióloga

Yo no he tenido ningún problema por estar de baja, la empresa lo ha entendido
“Tengo una hernia discal y
me he cogido dos bajas de 2 a 3 semanas cada una en menos un año. Pero la verdad es que no he tenido ningún problema en el trabajo, la empresa lo entiende perfectamente siempre y cuando esté justificado con un informe médico.

Además, a mis compañeros no les ha afectado mi ausencia, ya que cada uno trabaja en un proyecto concreto y simplemente el mío se ha quedado un tiempo paralizado. Mi caso no ha provocado un gran problema para el rendimiento de la empresa y además se han portado muy bien, no me han puesto ningún impedimento”.

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