Nueve claves para identificar las 'fake news' sobre salud en Internet

  • Contrastar, buscar la fuente original o no quedarse solo con lo que pone en un titular llamativo son algunas de las claves para no caer en las fake news. 
Las fake news
Las fake news sobre salud se han multiplicado durante la pandemia
Gordon Johnson / Pixabay
Las fake news

Junto a la pandemia ocasionada por el coronavirus, se ha potenciado otra no menos peligrosa, la de la propagación sin control de los bulos o información errónea sobre salud, algo que la propia OMS bautizó como ‘infodemia’. La falta de conocimiento de virus por parte de los científicos los primeros meses, unido a la necesidad de saber de la población han propiciado la circulación de noticias erróneas, desactualizadas o, directamente, falsas.

Estas informaciones, muchas veces son creadas deliberadamente creadas para engañar o manipular para sacar rédito político o económico, y además de ser peligrosas para la salud y para controlar eficazmente la pandemia, desprestigian tanto a la ciencia como a los medios de comunicación serios.

Para combatir este tipo de informaciones, la OMS publica regularmente los bulos que localiza en la red y ha habilitado una página para ayudarnos a señalar la información errónea publicada on line.

Además, existen medios, como Maldita, web en la que podemos, no sólo encontrar los bulos que circulan por la red, sino también denunciar alguna información sospechosa para que la verifiquen.

Especializados en desinformación sobre salud, encontramos a la plataforma #SaludsinBulos una iniciativa en la que colaboran diversas asociaciones científicas y profesionales de prestigio con el objetivo de contribuir a que exista información veraz y fiable sobre salud en la red.

Precisamente en colaboración con #SaludsinBulos en colaboración la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición) acaba de poner en marcha la campaña ‘Endocrinología y Nutrición Zero Bulos’ (#EyNZerobulos). Para ello ha elaborado una lista de consejos para ayudarnos a identificar y desmontar los bulos relacionados con la salud. Estos son algunos de ellos.

No te quedes en el titular

A menudo los titulares alarmantes y llamativos nos hacen compartir una información sin ni siquiera haber leído el contenido completo. Pincha en la información, léela completa y juzga después. Si en esta información no aparece la fecha, desconfía.

Busca la fuente

Saber quién publica o divulga la noticia es clave para empezar a sospechar si tiene alguna intencionalidad concreta. Si es una persona o medio del que no has oído hablar, sospecha. Si, por, ejemplo, es un vídeo en el que una persona supuestamente acreditada habla de determinado tema, busca su nombre en Google. Puede que no sea tan fiable como parece.

Además, busca siempre que en la información sobre algún tema sanitario se muestre cuál es la fuente directamente, ya sean estudios científicos en los que se basa o profesionales acreditados.

Contrasta

Si alguna información te parece sospechosa, busca la información en otros medios, ya sean fuentes oficiales, sociedad científicas o medios de comunicación conocidos. Si directamente no aparece o incluso alguno de estos medios desmiente la información, es muy probable que se trate de una información incorrecta.

Sospecha de las imágenes y vídeos que ilustran la noticia

Dicen que una imagen vale más que mil palabas, pero, precisamente por el poder que tiene la imagen, tanto fotografías como vídeos se utilizan a menudo para manipular y mentir. Además de que hoy día es fácil retocar imágenes, muchas veces se utilizan para ilustrar informaciones falsas que no se corresponden con la imagen que se muestra. Por suerte, hay herramientas que nos ayudan a verificar imágenes y vídeos, como se muestran en la web Red Internacional de Periodistas.

Identifica los patrocinios o autores

Aunque una información no pueda considerarse estrictamente falsa, saber quién es el emisor del mensaje o patrocinador puede ayudarnos a averiguar si se trata de una opinión o de auténtica información objetiva y científica. En el caso de la salud y la nutrición, por ejemplo, a menudo hay detrás empresas o supuestos médicos pseudocientíficos cuyo objetivo es vender determinados productos. Si, además, en la misma información o post nos piden que compartamos y difundamos la información, desconfía doblemente.

Revisa la URL

Si la información la recibes de una página web, fíjate en lo que aparece en la barra de direcciones. Muchas URL imitan a las de las páginas auténticas (de medios de comunicación, organismos oficiales, etc.) cambiando solo un carácter por otro. Si esto ocurre, debes sospechar directamente y visitar la web a la que se pretende suplantar para comprobar la veracidad de esa información.

¿Hay faltas de ortografía?

Que haya faltas de ortografía o que un texto esté mal escrito es una buena pista de que el responsable de redactarlo no es una fuente fiable. Tampoco son muy fiables los mensajes que están llenos de exclamaciones, interrogaciones o colores llamativos.

Mantén una actitud crítica

A veces es difícil, y más teniendo en cuenta que los algoritmos de las redes sociales están diseñados para mostrarnos contenidos a los que somos más afines, pero mantener una actitud crítica y cuestionarnos todo lo que leemos y vemos es de vital importancia para que no nos la cuelen.

Colabora

En la difusión de noticias falsas, que además pueden ser potencialmente peligrosas para la salud, todos podemos -y debemos- aportar algo para frenarlas. En el caso de las fake news, ante la mínima sospecha, no compartas nunca, y si te llegan noticias que sabes que son falsas, sea cual sea el medio, desmiéntelas. Al igual que ocurre con los virus, el vector de los bulos somos nosotros. 

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