Las víctimas de violación suelen ser agredidas por quienes deberían protegerlas

  • Médicos Sin Fronteras pide una atención médica de urgencia.
  • En muchos países la violación por parte de la pareja no es un crimen.
  • En 2007 MSF trató a 35 personas cada día.
La violencia sexual afecta a millones de personas en todo el planeta. Los
agresores a menudo son civiles conocidos por las víctimas. Son vecinos, caseros, criados o incluso miembros de la familia. En muchos casos, son los cabezas de familia u otros varones que se supone
deberían protegerlas.
Mi madre hizo que lo pusieran en libertad. Tiene otros hijos y quería arreglar 'el asunto' en familia

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha publicado un informe que resume la experiencia de la organización en la asistencia a víctimas de violencia sexual. Basado en su trabajo en Liberia, Burundi, República Democrática del Congo (RDC), Suráfrica, Colombia y otros países, MSF subraya la necesidad de una atención médica de urgencia para las víctimas de violación, insistiendo en que estos servicios deben ser realmente accesibles, con garantías de confidencialidad y deben ofrecer una atención integral.

“Una noche, mi madre me dejó en casa con mi hermano y mi padrastro", explica una chica de 14 años de Liberia, "mi padrastro entró en mi habitación y me violó. Grité mucho pero no se detuvo. A la mañana siguiente se lo conté todo a mi madre. La policía lo arrestó y se lo llevó. Pero mi madre hizo que lo pusieran en libertad. Tiene otros hijos y quería arreglar 'el asunto' en familia”.

Una forma menos reconocida pero igualmente grave de violación es la que se produce dentro de la pareja. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de agresiones físicas y sexuales a mujeres se dan en el domicilio conyugal y son sus propias parejas quienes las cometen. En muchos países la violación por parte de maridos o parejas no se considera un crimen.

Atención sanitaria

“En 2007, nuestros equipos trataron a unas 12.000 víctimas de agresiones sexuales en todo el mundo, tanto en contextos de conflicto como estables”, explica Meinie Nicolai, Directora de Operaciones de MSF en Bruselas. “Esta cifra se traduce en 35 personas cada día sólo en los proyectos de MSF. Cada víctima explica una historia de horror, degradación y dolor a menudo infligido por personas que deberían protegerlas, como padres, parientes, vecinos o soldados. Además, todas las víctimas corren el riesgo de sufrir serias consecuencias de salud a largo plazo como resultado de la agresión”.

Después de la violación, mi prometido ya no quiso casarse conmigo

Una niña de Burundi de tan sólo 8 años de edad relata: “Volví de la escuela, comí y me disponía a salir de nuevo. Mi padre me ofreció 150 francos si me iba a la habitación con él. Le dije que no quería ir. Pero entonces me llevó por la fuerza y me hizo cosas malas. Era la segunda vez que lo hacía. La primera no se lo dije a nadie. Tenía miedo. Esta vez decidí contárselo a mi madre porque me dolía muchísimo”.

Una de las dificultades a las que tiene que enfrentarse MSF es conseguir que las víctimas busquen atención sanitaria y que lo hagan rápidamente. Además, integrar la atención a víctimas de violencia sexual en los servicios sanitarios generales puede ofrecerles una mayor discreción. Pero aún así, suele ser necesaria una fuerte campaña de sensibilización para dar a conocer los servicios médicos y romper los tabúes sociales.

Rechazo

En muchas ocasiones, las víctimas tienen que enfrentarse al rechazo de su propio entorno social. Es el caso de una chica de 16 años que vive en el oeste de Darfur. Cuenta que “estaba recogiendo leña para mi familia cuando llegaron tres hombres en camello y me rodearon. Me tiraron al suelo, me ataron las manos y me violaron uno tras otro. Cuando llegué a casa, le conté a mi familia lo ocurrido. Me echaron de casa y tuve que hacerme una choza apartada de ellos. Estaba prometida y tenía muchas ganas de casarme. Después de la violación, mi prometido ya no quiso casarse conmigo y rompió el compromiso diciendo que estaba deshonrada y echada a perder”.

Caso aparte son las víctimas masculinas. Hombres y niños son una pequeña minoría de los pacientes atendidos por MSF en sus proyectos de violencia sexual (aproximadamente un 6% en los proyectos de Khayelitsa, Suráfrica, y Masisi, RDC). Los prejuicios que deben superar para buscar ayuda suelen ser incluso mayores para ellos que para las mujeres y las niñas. Generalmente, los hombres víctimas de agresiones sexuales ni son reconocidos como tales ni son atendidos.

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