El día a día en la zona conocida como El poblado de Cartuja dista mucho del de otros barrios de la ciudad. Allí también "pagamos impuestos", dice el presidente de la asociación de vecinos de Cartuja, Antonio Vallejo. Sin embargo, son los propios vecinos los que habilitan, por ejemplo, las salidas de las aguas fecales a la calle "porque de lo contrario desembocarían en las propias casas".

El estado de insalubridad en el que se encuentran los residentes e inmuebles de esa zona deja mucho que desear. Los focos de suciedad, basura e insectos son tan evidentes que resulta imposible no buscar responsables. "Las infecciones cutáneas, sobre todo en verano, son constantes", añade el representante vecinal.

Isabel Muñoz, vecina y vocal de la Asociación Mujer Gitana, asegura que «también "hay muchas personas con enfermedades respiratorias -sobre todo, asma-". Entre 40 y 50 inmuebles presentan la imagen más lamentable: cuadros de luz junto a escapes de agua, ascensores rotos, desechos en los interiores, escaleras sin barandillas...

"Es la ciudad sin ley", exclama Vallejo, aunque reconoce que "parte de la responsabilidad lo tienen algunos inquilinos".

"El resto es gente trabajadora que quiere normalizar su situación y vivir dignamente".

Isabel Muñoz reprocha a la Empresa Pública de Vivienda y Suelo de Andalucía, (Epsa) -propietaria de los inmuebles- "que no haya empezado por aquí la rehabilitación de los pisos, cuando están muchísimo peor que los de Casería del Cerro".

Estos edificios, explica el Defensor del Ciudadano, Melchor Sáiz-Pardo, están sujetos al plan de rehabilitación de 5.000 viviendas de la Junta de Andalucía. Mientras llegan esas actuaciones, los niños juegan junto a las aguas fecales y con las ratas en los vertederos habilitados en esas "calles de la Edad Media sin sanear".

Chabolas en las plazas públicas

Vallejo critica también la "dejadez del Ayuntamiento, como único responsable de que la gente se haga sus propias chabolas en las plazas públicas»; por no hablar, del vertedero ilegal que les alegra las vistas. Éste exige una «plan real donde todos se mojen y no el Plan Norte, del que no se ha hecho nada".

Estas viviendas han sido objeto durante muchos años -tienen 33- de "alquileres ilegales y extorsiones por parte de algunos inquilinos... y porque no ha habido control alguno de Epsa".