A los vecinos de la pedanía murciana de Gea y Truyols les han dejado unas comunicaciones pésimas. Las carreteras que unen a la pedanía en dirección a Sucina, Balsicas y al casco urbano de Murcia están con baches y zanjas por el parón de las empresas que construían urbanizaciones.

"Lo llenan todo de tierra y, cuando llueve, se ponen los coches perdidos. Dicen que lo van a arreglar pero con la crisis está todo parado", explica Valeriano Pérez, que fue alcalde pedáneo. "Hay que cruzar las urbanizaciones y caminos rurales para ir de un lugar a otro", dice Francisco Conesa, un agricultor.

El alcalde pedáneo, José Manuel Gracia (PP), reconoce el grave problema de los accesos pero asegura que se ha incluido en las obras del Fondo Estatal de Inversión Local para marzo. También, el arreglo de las aceras.

"Salvo el problema de las comunicaciones, en la pedanía no nos podemos quejar. Hay muy buena integración entre los vecinos de toda la vida y los nuevos que han llegado en las urbanizaciones", añade el pedáneo.

Falta de trabajo

La pedanía nota la falta de actividad por los efectos de la crisis. "Antes del verano daba de comer a 70 personas que venían a trabajar a las urbanizaciones. Después de las vacaciones dejaron de venir y ahora sólo doy de comer a dos jubilados y unos pocos vecinos", cuenta Juana Rosillo, que regenta el bar del centro municipal de la pedanía murciana.

"Al final se ha venido a vivir muy poca gente. Muchos ingleses han tenido que vender sus casas y los vecinos que compraron pisos por inversión no pueden vender", explica Juana Guillén.

Casas que están sin terminar

La pedanía de Gea y Truyols, uno de los símbolos del milagro del ladrillo en los años del boom, ahora llena su paisaje de casas cerradas en urbanizaciones. Hay promotores que no pueden terminar las casas y los vecinos se están agrupando para que, al menos, les den los servicios mínimos.