Tiene doce años, un primer papel protagonista y un Premio Goya entre las manos. Nerea Camacho se hizo el domingo con el Goya como Mejor Actriz Revelación por 'Camino', la película firmada por Javier Fesser sobre una niña enferma perteneciente al Opus Dei, y ahora, después de los flashes y un recibimiento en su pueblo por todo lo alto, retoma las clases en su colegio. Estos días, además de lo que le manden sus profesores, Nerea Camacho tiene que estudiar en su casa de la localidad almeriense de Balanegra tres nuevos proyectos cinematográficos, uno de ellos con Emilio Aragón. Mientras, reconoce que el premio le pilló por sorpresa.

¿Cómo vivió el momento en el que Icíar Bollaín dijo su nombre?

Fue un momento muy especial porque no me lo esperaba, fue una auténtica sorpresa. Yo pensé que no me iba a poner nerviosa pero mientras abrían el sobre estaba temblando. Después, al oír mi nombre, lo primero que hice fue mirar a mi padre que estaba muy emocionado, a punto de llorar.

A pesar de la sorpresa, ¿llevaba algo preparado?

Nada. Tanto mi familia como yo llegamos pensando en que no me darían el premio, por si acaso. Luego, si me lo daban pues mejor. Por eso no llevé nada preparado, aún así se lo quise dedicar a mi familia, a Javier Fesser y sobre todo a mi pueblo, Balanegra, que me ha recibido muy bien.

¿Y de la gala qué es lo que más le sorprendió?

Lo que más me llamó la atención fue lo grande que era todo, la cantidad de prensa que había y todos los famosos a los que conocí. Penélope Cruz, Javier Cámara, Maribel Verdú, Paz Vega, Carmen Machi o Belén Rueda (sonríe) fueron algunos de los actores con los que estuve y con los que me hice fotos.

¿Cómo fue su encuentro con Penélope Cruz?

Estaba muy contenta porque, además, tenemos la misma representante. Me abrazó y me dio un consejo, me dijo que mantuviera los pies en la tierra y que no se me subiera la fama a la cabeza.

Y después de conocer a tantos actores y actrices, ¿le gustaría verse como ellos dentro de unos años?

Eso sí lo tengo muy claro, quiero dedicarme a este mundo, lo que no sé es si llegaré a conseguirlo en el futuro. Sin embargo, haber recibido el Goya es como haber hecho un sueño realidad. Desde que nací me gusta la interpretación pero no sabía si sería posible.

¿Y cómo llegó el papel de Camino a sus manos?

Fue muy sencillo a pesar de que nunca había hecho cine ni publicidad. Me hice unas fotografías para un 'book' y las envíe a una agencia. Poco después me llamaron para un casting, lo hice y aquí estoy ahora.

Ya en el rodaje, ¿cómo trabajó su papel?

Cuando leí el guión dije ¡madre mía!, la que me espera. Camino es una niña que no se parece en nada a mí pero Javier me ayudó mucho. En cuanto no sabía cómo hacerlo él hablaba conmigo para que lo consiguiera. Lo más duro fue el momento de raparme el pelo, me dio mucha pena.

Y para seguir el consejo de Penélope Cruz, ¿sigue la vida normal?

Sí, claro. Después del recibimiento que me han hecho estos días en mi pueblo y en mi colegio, hoy empiezo las clases en serio y así es como quiero seguir.

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