«Fue como si un coleccionista se hubiera deshecho de ellas de repente», reconoció Ramón Garriga, uno de los miembros de esta compañía. A partir de ahí, decidieron que estos pequeños cortos se  merecían una banda sonora y se lanzaron a componerla.

El sonido lo ponen cuatro músicos a partir de instrumentos creados por ellos mismos con objetos reciclados. «Tienen un sonido muy peculiar que intentamos aprovechar. Al principio queríamos que nuestra guitarra sonara como una guitarra normal, pero luego entendimos que era mucho más interesante explotar la sonoridad que aportaba», añadió Garriga.

Con estas piezas, más de 40 que son presentadas por sus intérpretes durante la representación, crean paisajes sonoros que, durante una hora y cuarto, harán viajar al espectador a cada una de las imágenes proyectadas.

«El espectáculo no es un concierto al uso, sino una mezcla de teatro y de música. Tiene una escenografía muy particular y no esperamos que el público aplauda tras cada canción, va todo seguido», finalizó.

* Sala Ambigú. Plaza Poniente. Sábado, a las 20.30 horas. 7,70 euros.

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