Serés escucha a los penúltimos

«Actualmente gana dinero. Sólo gana dinero y en el trabajo sólo piensa en ganar dinero»
'Materia prima'
'Materia prima'
Kritipop
'Materia prima'

Bartomeu acentúa su locura cuando expropian la mitad de sus tierras. Raül sueña con eludir la vida de sus padres. Gemma —doce años— «forma parte de la tropa, esa gran zona media de la clase, ni avanzados ni rezagados, que nunca se acaba de definir, que no hace nada que llame la atención. Es de las que pegan adhesivos en la carpeta cuando todos lo han hecho ya». Huele a la colonia de fresa que su madre trae de la gasolinera, sufriremos con las burlas de sus compañeros hacia su chándal y sus calcetines blancos, nos dolerá que una profesora la considere «un cero a la izquierda». Las historias —cuento por fuera, entrevista o reportaje por dentro— de Materia prima presentan a esas piezas de la cadena de montaje con función imprescindible, pero perfil —nombre, circunstancias— intercambiable.

Amadeu se casó con la hija del jefe y manejó la ruina del negocio, padeciendo las iras de sus compañeros. Ante el despido en una fábrica, Merche arenga a sus compañeros mientras un sindicalista afirma que «nos educan en el despido, para que no nos duela cuando lo hagan». Materia prima es un libro sobre las lecciones aprendidas desde casa: que nadie te pise, ten «gente a quien mandar», ofrece algo distinto en tu currículum. «Nunca sabes si debes diferenciarte, o si lo estás haciendo bien, no hay que parecer que te haces el interesante», teme el abogado Eduard, que ganó solvencia ante sus jefes por lidiar con un cliente difícil.

Dice el eslabón

«Todos quieren ser los primeros. Cuando tienen que nadar en dos calles, los que se quedan fuera animan a uno de los dos y gritan su nombre. Siempre que lo hacen, los hago callar, pienso en el niño que no oye su nombre pero tiene que oír el nombre del otro entre gritos y ánimos que no son para él». Francesc Serés (Zaidín, Huesca, 1972) escucha en un libro para escuchar: sus personajes son reales, afirma haber cambiado identidades y situaciones para evitar problemas. Voces que padecen la crisis, pero que llevan lustros sin trabajar «menos de cincuenta horas semanales»: así, Materia prima (con original catalán de 2007) se torna paradójico. Si el agua estaba al cuello, ¿cuál será ahora su nivel?

Serés no esconde sus cartas. A la pregunta —«¿y dices que va sobre el esfuerzo?»— de Sigrid, la ex novia de un futbolista que contrae matrimonio con un empresario para mantener su nivel de vida, el narrador-oyente responde: «Del esfuerzo o del miedo al esfuerzo, de los trabajos para salir adelante, todavía no lo tengo claro y es muy posible que no pueda averiguarlo del todo».

Previo al punto final, nos confesará que «quizá no haya nada que explicar y todo esté hecho con los eslabones de la cadena de intereses que a todos nos une. El espectador, la pantalla del televisor como un espejo. Te ves reflejado cuando se apaga, lentamente». Y todo, sin embargo, continúa.

MATERIA PRIMA. Caballo de Troya / 320 páginas / 16,90 euros

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