¿Y qué hay de lo mío?

Cientos de ciudadanos acuden al defensor del pueblo valenciano con quejas y problemas de lo más variopinto
El diván del Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo de la Comunidad) está muy solicitado. Esta institución, que tramita las quejas de los valencianos contra la Administración y media entre las partes, atiende unas 11 consultas diarias.

Entre las que recibe hay algunas singulares. Por ejemplo, un anciano no dudó en recurrir a esta institución para que quitaran del centro de jubilados de Turís un cuadro de cerámica de la Virgen de los Desamparados. Alegaba que era contrario a su derecho a la libertad religiosa.

No tenía razón

El asunto llegó al Ayuntamiento, que informó de que el centro estaba cedido a una asociación privada. Ésta consultó sobre el cuadro a sus asociados e invitó al denunciante a poner un símbolo de su religión.

Por su parte, el Síndic resolvió que el cuadro forma parte de la tradición valenciana y que no impedía «el ejercicio de ningún derecho».

Otro caso es el de unos padres del colegio Oleza, hartos de que el mercadillo de los martes entorpezca la entrada al colegio. El Síndic ha requerido dos veces al Ayuntamiento de Orihuela a que se pronuncie, y aún está esperando.

También acuden familias pendientes de desahucio. El Síndic intermedió en el caso de 14 alicantinos que se quedaron sin casa y resolvió que se paralizara hasta que pudieran darles una alternativa y que se revisara el proceso.

Cómo quejarse

Asuntos.- El Síndic vigila la labor de la Administración y atiende a ciudadanos que se sientan agraviados por ella.

Por mail.- Hay un formulario en la página sindicdegreuges.gva.es

Por correo o fax.- Calle Pascual Blasco, nº 1, 03001 Alicante. O al fax 965 937 554.

Formato.- Similar al de una carta.

Requisitos.- Nombre, DNI, dirección, teléfono y firma. Adjuntar documentos que acrediten la queja.

Una niña entre dos familias

El Síndic pide informes a la Administración sobre los casos que le llegan. En ocasiones reprende a los ayuntamientos u otras instituciones, les aconseja y asesora. En otras avala su actuación. Es el caso de una niña que fue dada en adopción a una familia.

Cuando ya estaba arreglado todo el papeleo, la madre biológica se echó atrás y reclamó a su hija. La Administración decidió que debía volver con su madre, pese al dolor de la familia de acogida, porque, según los preceptos legales, prima el interés del menor y, en este caso, la situación de la madre ya era la idónea para estar con su hija.

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