Para muchos expertos, la mejor cerveza del mundo no tiene nombre checo ni alemán, sino belga: concretamente, la Westvleteren 12 de la abadía flamenca de San Sixto.
Sin embargo, lejos de ser un motivo de alegría para los 26 monjes que allí viven, el éxito de la bebida que la comunidad elabora desde hace casi dos siglos comienza a pasar factura, ya que les está produciendo una crisis de identidad , según informa BBC Mundo.
"El problema de los monjes es que ahora se identifican con la cerveza, y entraron para ser monjes, no cerveceros", explica el portavoz de la abadía, Mark Bode.
Sin embargo, los hermanos necesitan el dinero que obtienen con las ventas para mantener la abadía, y la producción que realizan es tan escasa en relación con la demanda que sólo se les puede comprar su cerveza con antelación y con un límite de tres cajas al año.
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