Falsos secuestros, discusiones entre hermanos y una autopsia inútil: así se ha fraguado el nuevo marqués de Moratalla

  • El BOE entrega el título al hijo desheredado por su madre tras una lucha judicial eterna.
Soledad Cabeza de Vaca y Leighton con sus hijos.
Soledad Cabeza de Vaca y Leighton con sus hijos.
Álbum familiar / Vanity Fair
Soledad Cabeza de Vaca y Leighton con sus hijos.

Isidro Forester Labrouche Cabeza de Vaca ya puede ser nombrado como el nuevo marqués de Moratalla. Así aparece dictado en el Boletín Oficial del Estado del pasado 28 de septiembre. Pero para llegar hasta este momento hay que atravesar una de las historias familiares más sorprendentes y desconcertantes de los últimos años.

Para empezar hay que familiarizarse con los protagonistas de la película: Forester Labrouche tiene un hermano adoptivo, Germán de la Cruz Cabeza de Vaca. Ambos son hijos de Soledad Cabeza de Vaca, la marquesa hasta su fallecimeinto en 2017 -a sus 87 años de edad-, y que desheredó al primero, su único hijo biológico, dejando vacante el título durante tres años.

Y para entender qué ha ocurrido en todo este tiempo, hemos de remontarnos algo más atrás, al momento en el que Forester Labrouche, consciente y preocupado de la avanzada edad de su madre y de la fortuna que esta maneja (alrededor de 150 millones de euros) le pide que sea esposa, Stephanie, quien gestione su dinero.

Soledad, descendiente del conquistador Álvar Núñez Cabeza de Vaca, una de las mejores criadoras de caballos purasangres de Francia, filántropa, campeona mundial de bridge y pionera de la pelota vasca, le espeta un rotundo no que se oye en todo Biarritz.

Igualmente, en el País Vasco francés, comienza una sucesión de dimes y diretes que acaba realmente mal para Isidro Forester Labrouche: su propia madre le aparta completamente de su testamento, algo que se puede hacer bajo la ley a la que ambos -y la herencia- estaban adscritos: la ley suiza.

¿Por qué la ley suiza? Porque la fortuna de la marquesa (y también la de su hermano, Alfonso Cabeza de Vaca, marqués de Portago y famoso piloto de Ferrari) proceden de otra mayor: la de su madre, Olga Leighton, quien fuese viuda de Frank J. Mackey, el fundador del Banco HSBC.

Dos hermanos

Olga tenía debilidad por el único nieto biológico que le había dado su hija, y esta querencia hizo que dejase a ambos, Soledad y Forester, como depositarios de un fideicomiso millonario. Claro que a esa cantidad habrá que sumar el montante con el que la fue ampliando Sol (así la llamaban sus amigos) con su negocio ecuestre (criaba más de 300 equinos en su finca, Domaine de Coumères, en los Altos de Bayona).

Pues bien, todo este dinero, en el momento en el que fue desheredado por su madre, pasó a beneficiar a ese chico que había llegado a los 7 años procedente de un orfanato de Colombia, Germán. Hay que decir que la diferencia entre ambos hermanos es de 21 años.

Por lo que, cuando a sus 28 llegó su nuevo hermanito, Forester no le aceptó. Y aquí entramos en la primera (hasta ahora solo era liosa) de las rocambolescas historias que circundan a esta familia. El primogénito acusó a su hermano pequeño de secuestrar a su madre.

¿Dónde está el secuestro?

Estamos en 2016 y Germán, viendo que a su madre no le quedaba mucho en este mundo dado el avanzado estado de su enfermedad -padecía alzhéimer-, decide mudarse a vivir con ella a su finca de Biarritz. Huelga decir que toda la familia es bastante reservada y hermética a la hora de hablar de este tema, pero Germán hizo una excepción con Vanity Fair en 2015.

"Levantarse una mañana y ver en la prensa que has secuestrado a tu propia madre es muy duro. Cuando lo leímos, nos derrumbamos todos en la casa. Ha sido el ataque más violento que hemos recibido", señaló. Y eso que a quien mencionaba soterradamente era a su propio hermano...

¡Que estaba viviendo en la misma casa! Sí, Forester y su esposa, Stephanie, se habían trasladado meses antes a Domaine de Coumères junto a su hija, Olga, que no conocía a su abuela. Era un intento de Forester de ablandar el corazón de Soledad, que volvió a decirle lo mismo: no.

Esto, claro, llevó a la desesperación a Forester Labrouche y a su familia, que discutieron y discutieron y denunciaron el secuestro, que en el mismo momento en el que llegó hasta los juzgados suizos se desestimó dado que, bueno, pues ni había secuestro ni había nada.

Pero, obviamente, un tema de este calibre (guerras fraternales, herencias, si hubiese un muerto pues había que llamar a Hércules Poirot) llegó hasta los medios, y algunos, en especial los franceses como Le Monde, dado el buen nombre de los Moratalla en el país galo, hicieron bastante leña del árbol caído.

El cuerpo ¿del delito?

Sin saber, por supuesto, que el árbol podía caer más. Porque tras el fallecimiento de Soledad Cabeza de Vaca el miércoles 29 de noviembre de 2017, las esquelas aparecidas (incluida una en el diario ABC en España) en todo el mundo contenían a toda la familia dando las condolencias.

Sin embargo, debajo de los nombres de Forester, Germán, Beatriz, Olga y el resto de familiares, había algo extraño: el funeral se celebraría 11 días después de la defunción. Y si alguien hay que se pregunte para qué tanto tiempo, tranquilidad, porque la historia no ha acabado.

El motivo de que tardasen tanto tiempo en darle santo entierro fue, cómo no, las suspicacias. Un intento de Forester de demostrar que Germán había tenido algo que ver. Es decir, que pidió una autopsia porque estaba convencido de que las circunstancias de la muerte de su madre terminal no se debían a su avanzado estado de edad ni a su enfermedad.

La justicia volvió a quitarle el sueño de la cabeza y, como es lógico, su hermano y él rompieron cualquier lazo que pudiese quedar entre ellos. Claro que ello no ha impedido que finalmente el BOE haya dictado lo siguiente tres años después: "Visto lo establecido en el Real Decreto de 27 de mayo de 1912, [...] este Ministerio, en nombre de S. M. el Rey, ha tenido a bien disponer que, previo pago del impuesto correspondiente, se expida, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, Real Carta de Sucesión en el Título de Marqués de Moratalla a favor de don Isidro Forester Labrouche y Cabeza de Vaca, por fallecimiento de su madre, doña María de la Soledad Cabeza de Vaca y Leighton".

Así que sí, ya hay un nuevo marqués de Moratalla. Pero ¿y el dinero? Bueno, esa es otra historia. 

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