Adrian Tomine: "Confunden mi vida con mis historias"

El comiquero estadounidense Adrian Tomine.
El comiquero estadounidense Adrian Tomine.
Peter Stanglmayr
El comiquero estadounidense Adrian Tomine.

La portada de The Comics Journal mostraba, en su número 205, a una preciosa jovencita que bien podría recién haberse escapado de las aulas de Berkley, desafiando al lector con la siguiente declaración: «¡Soy tan mona! ¡Escucho indie-rock! Pero... estoy triste. ¿Crees que hay alguna relación?».

Pocos textos críticos a propósito de Adrian Tomine (California, 1974) hacen referencia a su sentido del humor; sin embargo, con ese guiño, el de Sacramento mostraba su ironía a la vez que señalaba sin pudor algunas de las claves de su obra.

En la tradición del mejor cómic indie norteamericano, Tomine llamó la atención de la crítica y el público con una revista en la que colocaba sus relatos cortos, Optic Nerve. «Yo valoro por igual un relato corto que una novela gráfica, pero no me parece que haya mucha gente que piense igual».

Viñeta de<em&gr; Shortcomings,</em&gr; de Adrian Tomine.En realidad, en esas historias -apenas doscientas páginas recopiladas en España en los volúmenes Rubia de verano (Edit. La Cúpula, 2005) y Sonámbulo y otras historias (La Cúpula, 2006)- ya se encuentra la esencia del universo Tomine: jóvenes estadounidenses cercanos al mundo de la música y el arte independiente, inadaptados en ocasiones y buscando su lugar en el mundo siempre, con la deriva de sus relaciones sentimentales en primer plano.

Si le preguntas quién sería el director idóneo para llevar a la gran pantalla su última obra, Shortcomings (Mondadori) , su respuesta da luz a su particular árbol genealógico artístico: «Tal vez Eric Rohmer al principio de su carrera, o Woody Allen a finales de los años setenta. Lo siento, creo que es una respuesta un poco obvia...».

Autor de culto, a la tercera

Precisamente, Shortcomings ha sido recibida como la gran obra que faltaba en su currículo para figurar al lado de los grandes tótems del cómic indie norteamericano: los Clowes, Jaime Hernández y Chris Ware («¿de veras crees que soy una celebridad del cómic pop? No. Me confundes con Paul Pope»).

El protagonista de esta novela gráfica, Ben Tanaka, es un autocompasivo joven cercano a la treintena que atraviesa una crisis que le lleva a finalizar la relación con su novia de siempre. Sus largas conversaciones con ligues y amigas son el mapa emocional (con más preguntas que respuestas) de toda una generación para la que el concepto de ‘familia' carece de significado.

Una biografía universal

«Trato de no juzgar a mis personajes, porque en cierto modo creo que todos tienen algo de mí y desde luego creo que miro a Ben con más simpatía de la que le tienen casi todos los lectores». De hecho, la pregunta habitual es si Tanaka es un álter ego de Tomine. «Sí, por alguna razón mis lectores suelen interesarse por mi vida personal y confundirla con mis historias. La pregunta típica que suelen hacerme es si mi mujer es blanca o asiática».

Autorretrato, Adrian Tomine.<br&gr;Esto viene a cuento del origen japonés de Tomine y de uno de los tabúes (aún hoy) en la sociedad americana, del que se habla abiertamente en Shortcomings: el amor y el sexo entre parejas interraciales. «Tengo la sensación de que a algunas de las personas que han leído el libro no he terminado de caerles del todo bien...». Pero esto no va a impedir que continúe demostrando su amor por el medio a un ritmo tan cadencioso («¡qué le voy a hacer! Soy un trabajador lento») como seguro.

«Ya tengo una historia preparada para el próximo Kramers Ergot -para algunos, la mejor antología de cómics de la actualidad-, acabo de terminar los últimos retoques como editor de la autobiografía de Tatsumi, y tengo en marcha unos cuantos proyectos, sobre los que no quiero adelantar nada, de cómic y otras cosas. Entretanto, no me pierdo un capítulo de The Wire ni de la versión inglesa de The Office».

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