La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria impondrá una pena de dos años de prisión a un hombre por un delito de abuso sexual hacia una niña de once años, a la que quitó la ropa y besó en distintas partes del cuerpo, como el pubis y los pechos.

Las partes han alcanzado un acuerdo, por lo que el juicio que estaba previsto hoy finalmente no se ha celebrado.

En virtud de este acuerdo, se cambia la calificación del delito de agresión sexual a abuso sexual y el Fiscal rebaja la pena que solicitaba inicialmente de cinco años de prisión a dos, a los que suma la medida de cinco años de prohibición de residencia en el municipio de la víctima y de acercarse tanto a ella como a la familia. Se mantiene la indemnización de 10.000 euros.

La acusación particular que ejercen los padres de la menor reclamaba para el imputado seis años de prisión, así como una medida de alejamiento de cinco años a contar tras su salida de la cárcel. Además, la indemnización que solicitan se elevaba a 12.000 euros.

Le iba a enseñar unos perritos

Según el relato del Fiscal, los hechos sucedieron sobre las ocho de la tarde del 7 de octubre de 2006, cuando el acusado, J.L.F.P., se encontró a la menor en las inmediaciones de su domicilio y le dijo que le acompañase porque le iba a enseñar unos perritos que tenía en la cuadra.

Cuando ya habían visto los animales, el hombre cogió a la niña del brazo y la obligó a entrar a su casa, primero a la cocina y luego a la salita. Una vez allí, le preguntó si tenía la regla y al decirle ella que no, el acusado manifestó que quería comprobarlo, por lo que le bajó los pantalones a la fuerza, subió la parte superior de su ropa hasta la altura de los hombros y la besó reiteradamente por la zona del pubis, ombligo y pechos, mientras la tenía sujeta por los brazos, llegando incluso a hacerla daño.

Para poder zafarse del hombre, la niña le dijo que la estaban esperando para cenar, dejándole entonces éste que se colocase la ropa, aunque la volvió a coger y le dio un beso en la boca por la fuerza al tiempo que le decía que no se le dijese a nadie, ya que si lo contaba en su casa "podría pasar algo gordo".

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