Alicia y su novio pidieron un piso protegido de alquiler con opción a compra en Carabanchel. "El Ivima nos informó de una promoción de 188 viviendas de 2, 3 ó 4 habitaciones. Esas casas eran ideales para formar una familia". En el sorteo lograron una de ellas, pero tras la alegría llegó la decepción: les ha tocado una casa de un dormitorio y sólo 39 metros. "Es una estafa", protesta. El Ivima lo achaca a "un error, en el Plan Joven sólo hay uno o dos dormitorios".

Ellos son sólo una de las 1.295 familias beneficiarios de casas protegidas que se sienten engañadas. En Rivas (IU) hay otra promoción conflictiva. La EMV publicitó 814 pisos por 144.450 euros. Pero, una vez adjudicados, sus propietarios tienen que pagar hasta 179.700 euros (un 24% más).

"Un centenar de vecinos se ha echado atrás, no lo pueden pagar", explica Enrique José, un afectado, en una carta a 20minutos. El gerente de la EMV, Alfredo Pelegrín, justifica que se limitan "a aplicar la revisión de precios del Ministerio de Vivienda, aprobada por la Comunidad en abril".

"Hay que estar atento"

Pero la norma prohíbe aplicar esta revisión a pisos ya construidos o adjudicados. "Los precios y metros fijados en la calificación definitiva no se pueden cambiar y sin esa calificación no se puede hacer el sorteo. Hay que estar atento", advierte el portavoz de Urbanismo de la Federación de Vecinos, Fernando Gómez.

Los 108 vecinos de un edificio de la calle Tristana (Vallecas) pagan 249 euros por el alquiler de un piso con aparcamiento. "Pero desde marzo de 2007, el garaje está cerrado por obras y lo pagamos sin usarlo", se queja José. "Es ilegal cobrarles sin que lo disfruten. El Ivima tendrá que devolverles el dinero", según Gómez. Vivienda se comprometió ayer a "pagar lo que les corresponda si ha habido un error".

El engaño más común es el de las viviendas con desperfectos. Es el caso de 38 familias en una promoción de Torrelodones y otras 147 de Usera. "No funcionan las puertas ni el ascensor ni la calefacción, las cornisas se caen a trozos y los escalones se rompen. Un desastre", resume Gimena.

"Tuve que arreglar mi casa entera"

Los edificios de Pradolongo, en Usera, donde viven Roberto (nombre ficticio) y su novia, "son una auténtica chapuza". Les entregaron su vivienda protegida (de la EMV) hace seis meses, pero no pudieron entrar a vivir allí hasta la semana pasada: "He tenido que arreglar mi casa entera, me he gastado 12.000 euros (aparte de los 124.000 euros que cuesta la casa) en tapar los desperfectos", explica. Cuando le dieron las llaves se encontró con "una puerta de entrada poco segura, humedades en toda la casa, grietas que cada vez crecían más, hierros de la estructura exterior en el interior de la casa, fallos en agua caliente, una calefacción que no funciona... Y todo eso por no hablar de los espacios comunes: bajantes obstuidas, barandillas rotas y el suelo y los rodapiés todavía sin poner". Lo que más le indigna es que "la EMV no se hace responsable y se lo toma todo con tranquilidad". Los 147 vecinos de esa promoción están en la misma situación.