La agricultura ha dejado de ser rentable en la comunidad andaluza. La reforma de la Política Agraria Comunitaria, la subida del precio del petróleo (aunque ahora haya bajado) y de los abonos tienen con el agua al cuello a los trabajadores del campo andaluz. Además, las limitaciones impuestas en el uso de los plaguicidas y herbicidas hacen que sus cultivos sean más vulnerables a las plagas, con lo que baja la producción y, por tanto, los ingresos.

La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) en Andalucía asegura que unos 10.000 agricultores andaluces abandonan sus explotaciones anualmente. Asimismo, según afirma Antonio Caro, miembro de este colectivo, esta cifra puede crecer exponencialmente con el paso del tiempo, ya que la edad media actual del campesino andaluz está entre los 55 y los 70 años; es decir, próximos o en edad de jubilación. Y muchos sin relevo generacional.

«Cada año 1.000 agricultores jóvenes comienzan su actividad en Andalucía frente a los 10.000 que la dejan», lamenta Caro. En Andalucía existen entre 250.000 y 300.000 agricultores, pero el sector resulta tan poco atractivo para los más jóvenes que incluso los padres «aconsejan a sus hijos que se dediquen a otra cosa», detalla este integrante de Asaja.

Y es que con la reforma de la Política Agraria Comunitaria aprobada la semana pasada, los agricultores andaluces dejarán de percibir 1.264 millones de euros entre 2008 y 2012 por el recorte de las ayudas directas. Antonio Caro recuerda que la mayoría de estas ayudas se reparten en partidas pequeñas de entre 10.000 y 15.000 euros anuales, según la extensión de las parcelas.

Dejan la tierra sin sembrar

El algodón, los cereales y la remolacha son tres de los cultivos más amenazados por el recorte de las ayudas y cuyo futuro es más incierto. En el caso del algodón, Asaja-Andalucía alerta de que ya hay agricultores que están prefiriendo dejar la tierra sin sembrar. Los gastos de semilla, abonos y recolección son más altos que los ingresos que generan.

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