Diana Navarro se pone

los volantes y la peineta para cantar a los grandes de la copla en

Camino Verde. Agradecida siempre a su público, al que "mima", defiende un género maltratado por la historia.

Manuel Illán, mi productor, me dijo el año pasado: "Ya ha llegado el momento". Y a mí me dio muchísima alegría, porque hemos hablado mucho de este proyecto. Era algo que teníamos muy claro que teníamos que hacer. Y queríamos tener más tiempo para el cuarto disco, que ya lo estamos desarrollando.

¿El género coplero le suena antiguo a los jóvenes de hoy?
La copla está relacionada injustamente con el franquismo, porque coincidieron en fechas. Cuando terminó, fue relegada a la oscuridad y a la casposidad, como algo feo. La copla viene del cuplé, y fue en los años veinte cuando empezaron a componer Valverde, León y Quiroga; fueron unos revolucionarios de la cultura. La visión musical que tenían era muy avanzada. La copla es cultura de nuestro país y debemos sacar la verdad sobre ella e intentar que sea interesante para la gente joven.

Además, hay ciertas folclóricas que no ayudan...
(Risas) Ya, pero porque mates a un perro... Porque una persona lo haga mal, no quiere decir que el resto lo haga igual. Pero tienes razón, muchas representantes de la copla, por incultura, no la han sabido defender.

No se. Yo admiro muchísimo a Farina, a Antonio Molina y a Juanito Valderrama. Eran canciones que siempre había cantado en casa y le había escuchado a mi padre. Me ponía sus casetes en vena y me los bebía porque me encantaban. Yo he hecho mi visión particular y un homenaje a ellos. Y para que resultara más atractivo el disco he escogico canciones que no han cantado mujeres, he hecho la adaptación de El bien pagao y he rescatado coplas antiguas como La rosa y el viento.

Pero eso era lo bonito, todo era muy heavy y lo vestían tan bonito con esas metáforas y esas poesía.

Yo no sé hasta qué punto me gustaría estar todos los días en los medios. Si es por trabajo, yo feliz, pero si es por otra cosa, miedo me da... Pero eso depende también de lo que los medios creen que deben dar a la gente. Por ejemplo, hay programas que deberían poner a mediodía para que toda la gente los viera, como

Supernanny o

SOS adolescentes, que son muy didácticos. Creo que son más importantes que hablar de qué le ha pasado a fulanito o a menganito, que también está bien para quien lo quiera ver.

¿Nunca ha pensado en ponerse a cantar ópera?
Sí, me encanta, pero la técnica es diferente. Son muchísimos años de técnica vocal y de aprendizaje. Yo, sin saberlo, coloco como ellos, aunque suena diferente. Tengo el proyecto de hacerlo algún día, y no se si los puristas me matarán. No me moriré sin cantar Un bel di vedremo, pero lo haré con mi sonido.

Sus comienzos en la profesión fueron moviditos.
Desde los nueve años, y más profesionalmente a los 16. Fue complicado, pero lo agradezco mucho, porque ahora valoro más lo que me ocurre. Es que es muy grande poder vivir de lo que me gusta de una manera diga. Y ya no me tengo que pelear con representantes o músicos, se encarga mi oficina gracias a Dios.

¿Se suele quitar el traje de cantante o va tarareando por ahí?
Claro, cuando termina la actuación. Soy muy igual en el escenario y en la vida, pero igual saco más garra cuando estoy en el escenario. Ahora con la copla estoy 'desatá'.

El estilismo del disco está muy bien conseguido.
Siempre he tenido claro el concepto que quería como imagen. El maquillaje es de Juan Pacheco, luego tengo a mi modisto carlos Cobos y entre los dos vamos diseñando los vestidos. Melisa Lozano hace unos trajes más flamencos, Maite Cárdenas hace los complementos... Queríamos recordar a las antiguas pero con un toque más moderno. Estoy encantada, no me he visto en otra así.

¿Cuáles son sus ilusiones a nivel profesional y personal?
La profesional es seguir creciendo y gustando a la gente. Virgencita que me quede como estoy, pero evolucionando. Y en lo personal exactamente igual. Ser mejor persona es la meta.

¿Es más agradecida una gira en teatros?
Son más cómodos, tienen magia, no se si de todos los artistas que han pasado por allí, que dejan sus energías. Sobre todo en la gira de invierno de teatros que hacemos en acústico, la gente me pide canciones, hay momentos de broma, etc. Intentamos que el público sea el verdadero protagonista. Pero luego cantas en la Feria de Málaga y eso es un baño de multitudes que...

¿Le trata bien el público?
Si, aparte que tras los conciertos siempre atiendo a los que se quedan, a no ser que esté mala. La última vez estuve una hora y media. Pero es necesario, porque yo considero los conciertos como un evento familiar, termina la ceremonia y nos reunimos todos. Te dicen cosas tan bonitas que no me quiero perder... Los hay que tienen hasta mi foto firmada en la mesita de noche o al lado de los nietas. Eso es muy grande. Intento tener a la gente mimada porque es muy grande que me dejen hacer lo que me gusta.

¿Cómo se cuida la voz?
Con cuellos altos y nada de bebidas frías. Y cuando deje la promoción, me callaré. Echinacea, propoleo y tomillo en gotas... También hago buenos calentamientos de voz, estiramientos corporales, etc.

Entonces, la cervecita no es compatible con lo suyo.
Es que no me gusta. Pero el alcohol tiene que ser fermentado, no destilado. Yo, una copita de cava o vino, pero cuando estoy ya de relax.

¿Una estrofa para recordar?
Esa de Y me duele hasta la sangre de lo mucho que te quiero. Eso es fuerte.

Nació en 1978 en Málaga. Es la menor de cinco hermanos. Participa en el diseño de sus trajes y le encanta bailar. Tiene cinco discos.