«Que no es aquí, es en Miguel Íscar», «¿Cómo?», «Sí que lo pone ahí en la parada» «¡Anda coño!». Esta conversación fue casi constante después de que ayer (a las 10.30 horas) cortaran la calle Duque de la Victoria para emprender unas obras que, como pronto, acabarán en Semana Santa.

Los viajeros del autobús se toparon con la noticia en la parada. De hecho, a las 12.00 de la mañana, un trabajador de Auvasa montaba en los vehículos que paraban en  Miguel Íscar para colgar la información en los cristales. «Yo venía en la línea 2, iba al Calderón y me he bajado en Miguel Íscar porque, a primera hora, no conocía el recorrido», comentó a 20 minutos uno de los viajeros.

A pesar de que son nueve las líneas afectadas en sus itinerarios, a media mañana no había ningún indicador de parada en Miguel Íscar y sólo un precinto policial dejaba intuir dónde podría estar (junto al Banco de España). «¿No decían que iban a avisar con tiempo?, ya se ha visto. Si no es por los periódicos... han puesto los carteles en el mismo momento», comentaba otro de los usuarios.

Intenso, pero no trágico

El tráfico, salvo en las horas punta, no ha sido ninguna tragedia. Hubo algún momento de congestión en Claudio Moyano, «que tiene poca capacidad para absorber el tráfico», según la Policía, mientras que en la calle Miguel Íscar a penas se notó el corte. Eso sí, la alternativa obliga sí o sí a enlazar con el paseo de Isabel la Católica, que pagó los platos rotos. En algún momento, la fluidez del tráfico se redujo considerablemente debido a los coches desviados.

Los peatones y los comerciantes tampoco tardarán en notar el cambio. Ayer, en sólo un par de horas, el servicio de Limpieza retiró los contenedores de basura de la calle, pero además ya hay instalada una caseta de obra y el primer tramo, desde Ferrari hasta Regalado y Constitución, está completamente vallado a los laterales.

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