Por fin llegó el gran día. Con dos años de retraso el nuevo hospital recibirá a los primeros pacientes el próximo lunes. El dudoso honor de estrenarlo lo tendrán los que  que asistan a la consulta del especialista de radiodiagnóstico, después le seguirán los de traumatología, neumología y neurología.

Para que los primeros enfermos hagan noche habrá que esperar algo más. Será en la segunda quincena de diciembre, y dos o tres semanas más tarde, ya en enero, se realizarán las primeras intervenciones y se abrirá el servicio de Urgencias. Las UVI serán las últimas en llegar, «pero está previsto que en enero este todo el traslado completado», subrayó ayer el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, que visitó las instalaciones.

200 millones de euros

Ocho años han pasado desde que comenzaron las obras, que han costado, con todo el equipamiento incluido, más de 200 millones de euros. En total, 127.621 m2, frente a los 33.223 del antiguo hospital, 608 camas (ahora hay 520), 18 quirófanos (había 8), 26 boxes de Urgencias (18 más) y 1.300 plazas de aparcamiento.

40 jardines y patios que lo humanizan

Olvídense de los dos hospitales que conocen. Se acabó subir plantas, lo horizontal gana en el nuevo Río Hortega.

«Es una pequeña ciudad, donde los pasillos son las calles y la luz natural ilumina el espacio», explica el arquitecto, Luis Fernández. Como mucho cuatro alturas y en medio más de 40 patios que quieren hacerlo más humano y que reproducen un paisaje castellano.

«Como la estructura es horizontal a mí me recuerda un sistema montañoso en el que los patios son los barrancos que se representan con la vegetación típica de los ríos», comenta su diseñador, Luis Vallejo.

La última tecnología, hasta robots portacomidas

Casi tres años ha estado trabajando un comité para equipar el hospital. «Había que escuchar las necesidades de los profesionales, luego seleccionar y al final comprar (47 millones de euros)».

Pero además de las modernas camas, las  bañeras  para personas sin movilidad, los quirófanos integrados (hay uno para quemados) y los TAC de última generación destaca un sistema de distribución interno de documentos o pruebas analíticas a través de tubos a presión y, sobre todo, los robots portacomidas. Por sí solos acuden a la cocina recogen los alimentos y los distribuyen a las plantas. «Pueden ir solos hasta en el ascensor. Son los primeros que hay en la península y evitan recorrer largos trayectos», comentan.

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