Son algunos de los consejos que lanza el doctor Tony Crespo, de la unidad de Psiquiatría del Hospital La Salud de València, para superar el temor en la desescalada de la cuarentena por el coronavirus.

"Aunque todavía no tenemos datos concretos sobre las formas en que el brote está cambiando nuestras mentes", el sistema de conducta humano sugiere que es probable que nos comportemos igual que en un contexto de la supervivencia", expone en un comunicado.

La amenaza de contagio puede interferir en la respuestas psicológicas y en las interacciones ordinarias con los demás, hasta generar comportamientos inesperados. El "bombardeo" diario de las cifras de enfermos y muertos en los medios de comunicación puede provocar en una parte de la población más vulnerable o sensible una mayor ansiedad.

Una de las actitudes que se podrían observar entre los ciudadanos después del confinamiento es la hipervigilancia, "interpretando todo desde una perspectiva amenazante". Esta emoción perjudica la percepción del riesgo, ya que el conocimiento objetivo de la enfermedad todavía está en proceso de evolución.

Para evitarlo, la principal recomendación es enfrentarse al miedo de forma escalonada: los primeros días bastará con salir cerca del domicilio, luego visitar algún familiar o conocido y posteriormente incluso retomar el trabajo. "La única manera de superarlo será poco a poco", subraya el especialista.

El miedo también puede hacer que una parte de la población se vea impulsada a señalar a los demás con ataques verbales e incluso a alguna agresión física. Esto se debe a que cuando las personas reaccionan a partir de fuertes emociones pueden tomar decisiones rápidas e irracionales.

Además de ser más rígidos con las normas saludables, la amenaza al contagio también puede hacer desconfiar más de los extraños. Esta desconfianza podría dar forma a respuestas xenófobas hacia personas de diferentes orígenes culturales o niveles sociales, pudiendo provocar prejuicios injustificados.

Como en la sociedad hay prejuicios, "una pandemia simplemente refuerza los supuestos y los estereotipos que pueden tener en mente sobre un grupo particular de personas". "El miedo a la enfermedad puede influir en las actitudes de las personas hacia otras clases sociales", apunta el psicólogo.

NO CONTRIBUIR AL PÁNICO

La solución pasa por "hacer lo que está en nuestras manos para reafirmar una sensación de control sobre los miedos", sin reaccionar exageradamente ni arriesgarse a contribuir al pánico. Esto incluye mantenerse informado sin exagerar.

Paralelamente, una epidemia de rápida propagación como el coronavirus puede ser un momento particularmente difícil para las personas con afecciones de salud mental preexistentes como ansiedad o trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Ahí es donde las redes de apoyo social son cruciales, aportando fortaleza y bienestar. "No olvidemos que es primordial hablar de lo que nos pasa con familiares y amigos, e incluso pedir ayuda clínica si es necesario", recuerda el doctor.