Fernando León le deben algunas de sus mejores películas. Su última producción, el documental
El agua de la vida, fue bien recibido en la Seminci.
¿Cómo ve su carrera?
No la veo. No acostumbro a mirar a ver qué he hecho, ni a pensar en cómo ha quedado una película. Cuando una peli se da por terminada, con el ultimo control, no la vuelvo a ver.
Su trabajo ha sido reconocido en medio mundo. ¿Se queda con algún premio?
Todos los premios son emocionantes, pero es verdad que hay algunos muy especiales: el que más, la Txalaparta de Bronce que me dieron en mi pueblo, Hernani. Allí no se usa ni oro ni plata.
No hago distinciones: me interesan todos los trabajos. Siento pasión por lo que hago"
¿De qué se siente más orgulloso?
Siempre contesto lo mismo: del gol que le metí al Real Madrid. Como productor, no hago distinciones: me interesan todos los trabajos. Siento una forma de pasión por lo que hago, y pongo en cada proyecto la mayor atención e intensidad posibles.
¿Se quedó con ganas de producir alguna película?
Me fascinó, desde que la vi en San Sebastián de adolescente,
El rio de
Renoir. Es una película fantástica. Hay un tipo de cine que siempre me ha fascinado. Un amigo siempre me dice que la última película de verdad que he visto es
¿Qué cine ve ahora?
Sigo viendo películas casi diariamente. Pero muchas veces de forma más íntima.
¿Qué le parece el cine español actual?
Las nuevas tecnologías están cambiando la forma de hacer y ver cine, y eso está modificando, de alguna manera, no sólo la forma de verlo sino también la de llevarlo a cabo. Pero hay que seguir siendo riguroso cuando se aplican nuevas tecnologías que, en principio, dan una mayor facilidad de acercarse a la realidad. Y, naturalmente, tenemos que encontrar una forma de controlar la piratería.
¿Por qué los españoles criticamos tanto nuestro cine?
Es algo tradicional. Desde el comienzo, en España el cine fue algo que pertenecía más a la farándula que a una forma de cultura. No hay más que revisar los años trinta. Con el tiempo, ha cambiado esa consideración.
¿Es tan bueno el cine español como el francés o el italiano?
No es bueno hacer comparaciones. En cualquier caso, es diferente. En toda cinematografía hay películas excelentes y otras que no valen la pena.
¿Cómo combatir la llegada masiva de producciones estadounidenses?
Los americanos se tomaron muy en serio el cine, tanto en lo económico como en lo cultural. Llevaron a cabo una forma de imperialismo. Hay muchas formas de mirar que nos vienen dadas por la tradición del cine americano. En Europa deberíamos encontrar formas más estrechas de colaboración.
¿Qué tiene de singular, dentro de esas formas de colaboración, el cine español?
Tiene que estar en la posibilidad de abrir nuevos mercados, llegar a más pantallas y encontrar formas que nos lleven a estar más presentes en el conjunto de Europa y, por supuesto, del Mundo.
¿Qué debe tener un buen productor?
No tengo ni idea. No hay leyes establecidas. Que cada uno haga su trabajo como quiera.
¿Cómo pone en marcha el proyecto?
Nunca he producido un guión que me ha llegado a la oficina: he procurado estar en cada proyecto desde su inicio. Me gusta estar desde el punto de partida. No tengo un departamento de recepción de guiones, sino que las películas surgen de otra manera. A veces de simples conversaciones. En alguna ocasión alguien me recomendó un cortometraje, lo vi, llamé inmediatamente al director y a partir de eso surgió una película.
Ahora usted parece más centrado en los documentales...
El documental es una forma de cine que siempre me ha interesado. Empecé haciendo documentales. Y ahora, en Valladolid, se acaba de presentar
El agua de la vida, una película documental que ha sido muy bien acogida.
BIO
Nació en Hernani en 1930. Fue futbolista de la Real Sociedad. Ha producido obras como
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