En la vista, celebrada en la Audiencia provincial de Jaén, Manuel B.R. argumentó que tiene un rebaño de cabras que saca a pasear en la aldea y que ciertos vecinos le "machacan" por ello y quieren hacerle "la vida imposible".

De hecho, sostuvo que toda esta denuncia es una "fabulación" en la que la familia de la menor está influenciada por un vecino que quiere que sus animales no pasen por allí.

Además, la defensa sostuvo que la joven, que en esa época tenía unos 15 años, estaba enamorada de él y argumentó como prueba una carta de amor que mandó al procesado y que se embarcó en todo este proceso al comprobar que no era correspondida.

Tres encuentros

La denunciante declaró que huvo tres encuentros a finales de junio de 2005 en los que Manuel B.R. consumó esas agresiones sexuales. La primera se produjo cuando el hombre saltó la verja de su casa, entró en la cocina y la obligó a beberse un refresco que le produjo un mareo para proceder después a tocarle por debajo de la ropa.

En la segunda agresión llegó a penetrarla vaginalmente, tal y como manifestó, mientras que en la tercera ocasión pasó nada porque les sorprendió su padre. Además, la joven ratificó que no se había acostado con nadie hasta entonces y que no estaba enamorada del procesado.

Por su parte, una de la peritos que le practicó en 2005 un examen ginecológico explicó que la joven presentaba una "desfloración antigua" y que su himen se le rompió "hacía tiempo", algo que la muchacha justificó en el uso de tampones.

Sin signos de agresión

Asimismo, aseguró que a tenor de las pruebas, no descubrió signo alguno que permitiera valorar la posibilidad de que fuera forzada sexualmente.

La madre de la joven testificó que siempre habían tenido una relación de amistad con el procesado, aunque se cruzaron denuncias por cuestiones de la vecindad y por insultos. El padre confirmó que sorprendió en un paraje retirado a su hija con este hombre y que fue el vecino al que el acusado considera como ideólogo de esta situación el que le avisó de dónde estaba su hija.

En sus escritos provisionales, la Fiscalía solicitaba que Manuel B.R. sea condenado a ocho años de cárcel por tres delitos de abusos sexuales mientras que la defensa exigía la libre absolución.

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